Pontificaron como si fueran santos. Se pasearon con sotana para dar sus discursos. Salieron del vestuario declarando como niños de básica. Con una ingenuidad artificial que incluso daba ternura. Pareciera que algunos argentinos, filtrados patudamente, se les olvidó la mano de Diego Maradona y a los jugadores uruguayos, el mordisco de Luis Suárez. Pareciera que el dedo largo de Gonzalo Jara fuera la primera artimaña que ven en el fútbol. Todavía se restregan sus ojos por la atrocidad que contemplaron. Se les borró el disco duro. Son campeones del mundo, tienen 15 copas de América y dicen que el dedo profundo de Jara fue el gran culpable de su derrota.

Les debo decir algo: con dedo o sin dedo en el poto, Chile ganaba igual. No busquen pretextos, fue gigante. Chile pasó por encima y venció con absoluta claridad.

¿Dónde quedó la historia? En la basura. Sirve, pero no juega. Se lee, se entiende, se memoriza, pero no participa. ¡Se dieron cuenta! Yo no pierdo antes y quiero que usted tampoco lo haga. No caigan antes de trepar. Chile se subió al ring, peleó y ganó. Se rompió la historia. Punto final.

Chile ha eliminado a dos campeones: en el Mundial de Brasil barrió con España y ahora en la Copa América devolvió a Uruguay.  ¿No será que ahora somos los mata campeones?  Realidad, pero una burrada. No triunfas con el cartel. ¿O no Uruguay? ¿Dónde está el juego aéreo? ¿Dónde está el mata locales? ¿Dónde está la garra?  Tanta fatalidad anticipada para hoy estar sonriendo. Muchos temblaban con Diego Godín, Edinson Cavani, José María Giménez y terminaron ovacionando de pie a Jorge Valdivia, Mauricio Isla y a Gary Medel. La tenencia del balón y el protagonismo fue de Chile. Uruguay solamente se refugió. Un claro 80 a 20 en la posesión es el resumen perfecto.

Frente al campeón vigente, Chile justificó que es el mejor equipo de la copa. Sí, leyó bien. Es superior a todos. Por el juego mostrado está por encima de  Brasil, Argentina y Colombia. Les pido un favor, ¡por un dedo en el poto, no me empañen a Chile!