Crítica de cine: Rembrandt, j'accuse

El británico Peter Greenaway (director de El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante) es un perfecto conocedor de la Edad de Oro holandesa del siglo XVII. Gran parte de sus películas orbitan en torno a su pasión por la pintura de Rembrandt y Vermeer. La verdad de las cosas es que a él, el cine le importa un bledo y cada cierto tiempo declara que las películas han muerto, víctimas de su inocultable raíz literaria y teatral.
Atendiendo a esta lógica, su documental Rembrandt, j'accuse es, al menos, una obra coherente. No pretende contar una trama: sólo mira con devoción a Rembrandt y su cuadro Una ronda nocturna, su obra maestra. Greenaway narra a la cámara las vicisitudes de la vida del holandés y halla pistas de la sociedad de la época a través del análisis de los personajes capturados en la tela. Es una labor de espía y juez al mismo tiempo. Su gran defecto es que la documentada ponencia del profesor Greenaway es fría como la muerte y no logra transmitir un sólo gramo de arrebato.
Director: Peter Greenaway
Con: Martin Freeman, Peter Greenaway. Duración: 86 minutos.
Género: Documental
Producción: Holanda-Alemania-Finlandia, 20008.
Calificación: Todo espectador.
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