David Miranda, pareja de periodista Glenn Greenwald: "Me indigna que Rousseff no se haya pronunciado sobre mi retención"
Miranda, quien vive con el columnista que estalló el caso Snowden, cuenta detalles de su detención del fin de semana, cuando se disponía a viajar de Londres a Río de Janeiro.

Cuando el domingo pasado intentaba tomar el vuelo de vuelta a casa desde Londres a Río de Janeiro, el brasileño David Miranda era un desconocido. Pero fue en el aeropuerto londinense donde la vida cambió para la pareja de Glenn Greenwald, periodista estadounidense al que Edward Snowden entregó información sobre el programa de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EE.UU. en varios países del mundo. Después de casi nueve horas de retención e interrogatorios efectuados por la policía británica (la que además le requisó el celular y el computador portátil), Miranda pudo volver a Río. En esta entrevista con La Tercera cuenta cómo fue el incidente.
¿Cómo se encuentra ahora en Río? ¿Usted y Greenwald están preocupados por lo que les pueda pasar después de la retención?
Estamos bien y tranquilos, sin miedo o paranoia por que pueda sucedernos algo. Dispuestos a trabajar con nuestros abogados para que me devuelvan mis pertenencias y sea restituido el daño hecho.
¿Cómo lo abordó y cuál fue el comportamiento de la policía en el aeropuerto?
Me abordaron en el avión, me pidieron el pasaporte y me llevaron para la sala de interrogatorios. Allí, me obligaron a darles las contraseñas del teléfono y del computador, y me amenazaron constantemente. Me decían: "Si no coopera, puede ir a la cárcel", acogiéndose a la ley antiterrorista.
¿Había información importante en esos documentos?
Sí, pero no es algo que me preocupe, porque tenemos copia de todos ellos. Espero recuperar mi computador y mi teléfono.
¿Los abogados son optimistas en una acción legal?
Sí, lo son. Creo que se ha visto claramente el abuso de poder del Estado en esta situación. El 97% de las personas que son detenidas en el aeropuerto son liberadas después de una hora de interrogatorios. Mi caso fue especial, utilizaron esa ley antiterrorista para quitarme la información que tenía.
¿Qué opinan sobre las órdenes que, según el editor de The Guardian, Alan Rusbridger, Londres dio para eliminar archivos con informaciones de la NSA?
Es algo muy peligroso. Hace un mes, en efecto, fueron a la redacción a borrar discos duros con informaciones de la base del diario. No se supo hasta que Rusbridger lo develó, pero es intolerable que el Estado haga eso, porque el periodismo tiene ese papel de vigilar al Estado y sus abusos. Ahora tuvimos el caso de la detención de Manning, que expuso secretos y crímenes de guerra, pero es el único condenado por esos casos. ¿Dónde están los juicios a las personas que cometieron esos crímenes?
Antes de que esto sucediera, el gobierno brasileño anunció que daría asilo político a su pareja, Glenn Greenwald, en caso de ser necesario. ¿Es una gran ayuda?
Sin que él lo pidiera, el Senado brasileño ofreció ese apoyo, y él se siente ahora más seguro desde que hemos llegado a Brasil. Yo también. El sabe, los dos sabemos, que mi país nos protege.
Sin embargo, no están del todo satisfechos con la reacción del gobierno brasileño.
No, estoy indignado por el hecho de que Dilma Rousseff, la líder del Estado, no se haya pronunciado al respecto. El Ministerio de Exteriores emitió un comunicado de queja, aunque creo que más bien por la presión internacional, pero eso no es suficiente. Dicen que no quieren que ese escenario -el de mi retención- se repita, pero hay una distancia entre decir eso y tomar medidas para que efectivamente no vuelva a suceder algo parecido.
Usted ha afirmado que el hecho de ser brasileño ha sido decisivo para que los agentes se atrevieran a detenerlo.
Estoy convencido. Porque Glenn (Greenwald) y Laura (Poitras, que también trabaja con las filtraciones de Snowden) volaron esos mismos días sin ser detenidos.
Greenwald afirmó que a partir de ahora publicaría contenido todavía más comprometedor. ¿No tienen miedo a las represalias?
Cuando dijo eso, por supuesto no lo decía en un tono de venganza, sino simplemente para seguir demostrando cómo el poder tiene que ser más transparente. No creo que EE.UU. o Gran Bretaña puedan hacer nada contra nosotros, porque no hemos hecho nada malo, así que no tenemos miedo e iremos hasta el final publicando las historias que sean necesarias, siempre con el debido cuidado. Tienen que pagar por las injusticias que andan cometiendo. Así que no vamos a parar de trabajar.
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