Quienes lo vieron jugar, entre ellos los seleccionados chilenos en el Mundial de 1962, lo describen como uno de los mejores futbolistas que han visto y, probablemente, entre los más grandes laterales de la historia.

Djalma Santos, el brasileño que alzó la copa Jules Rimet en Santiago como titular y figura del "Scratch", deslumbró desde siempre con un estilo que combinaba riqueza técnica y un despliegue físico impresionante, que cambió radicalmente el trabajo de los futbolistas que ocupaban los costados de la zaga.

El defensor paulista fue uno de los primeros en recorrer la banda de principio a fin, sorprendiendo a los equipos rivales, acostumbrado a enfrentar zagueros siempre estáticos al otro lado de la cancha. Djalma Santos siempre aparecía por la orilla, relevando al puntero, para meter centros, desbordar o tirar una pared en plena área contraria.

Ayer, Brasil lamentó su muerte, producida pasadas las 19 horas del martes en un hospital de   Uberaba, la ciudad de Minas Gerais donde residía. Tenía 84 años y no pudo superar una neumonía.

La Presidenta Dilma Rousseff expresó ayer su pesar por su fallecimiento: "El fútbol está de luto". Según la nota de la Mandataria, el ex lateral derecho dejó como legado a los que aman el deporte "un ejemplo de rectitud", ya que "nunca fue expulsado, pese a que tenía que marcar a los mejores jugadores de su época".

"Djalma Santos encantaba sobre la cancha y fuera de ella", aseveró Rousseff, quien recordó que en mayo pasado vio por última vez, en Uberaba.

"Fue emocionante verlo en la ceremonia, abrazado a Pelé, (ambos) ejemplos de hoy y de siempre", comentó la Presidenta, al expresar su solidaridad con la familia y amigos del legendario deportista.

Santos, campeón mundial también en Suecia 58 y que, además, disputó los Mundiales de Suiza 1954 y de Inglaterra 1966, inició su carrera en Portuguesa, jugando como volante, pero pasó a lateral derecho en 1949.

Santos, además, inició su carrera como futbolista de manera absolutamente casual: a los 19 años se ganaba la vida como zapatero, pero una máquina le lesionó gravemente la mano derecha y debió buscar sustento en el deporte. Nunca sospechó que a partir de ahí se convertiría en leyenda.