¡Ah, las grandes interrogantes de la existencia¡ Es difícil ir por la vida sin preguntarse cosas como de dónde venimos, hacia dónde vamos y por qué. Son cuestiones universales, sin tiempo ni lugar.

Pero como todo es devenir, incluso las preguntas existenciales cambian -más bien, se "actualizan"- con el correr de las épocas. Pensar, por ejemplo, que el hombre pueda ser el instrumento de la destrucción de toda la vida en el planeta se puso de moda con la invención de la bomba atómica. Igual con la idea de la inteligencia extraterrestre: ver a un hombre caminar en la Luna realmente le da sentido a la pregunta de si estamos solos en el universo.

Hoy surgen nuevas dudas de fondo. Por ejemplo, a propósito de la cumbre climática que se inicia en Copenhague, ¿estamos, o no, calentando el planeta con nuestra actividad? ¿Somos, como creen algunos, un virus que infectó a la Tierra y que habría que erradicar? ¿Terminaremos apiñados en unas pocas cimas montañosas mientras el mundo se convierte en un inmenso océano, cortesía del derretimiento de los glaciares?

No son preguntas fáciles, ni agradables, pero algún mérito tiene que hoy las estemos haciendo, algunos entre susurros y mirando de soslayo, otros vociferando su indignación/alarma a los cuatro vientos. Pero mientras llegan las respuestas a estas nuevas inquietudes, volvamos a las de antaño, aunque sea por curiosidad insatisfecha. Porque, ¿alguien sabe, después de todos estos siglos, de dónde venimos, hacia dónde vamos y por qué? (MOJ)