La lucha de Carmen Castillo al llegar a Francia, a comienzos de 1975, fue contra el dolor. Hacía apenas unos meses, lo había perdido todo: a su compañero, Miguel Enríquez, líder del MIR abatido por la DINA frente al hogar que compartían; al hijo de ambos, Miguel Ángel, muerto al nacer como consecuencia del daño sufrido en ese ataque; y a su país, en el que dejó a parte de su familia y a amigos que continuaron el combate clandestino. En París, la recibieron los Comités de Solidaridad, en los que encontró contención emocional y también una familia política: “Pasar del papel de víctima al de militante no fue fácil. Venía con el desgarro; y era indispensable reencontrarme con la política. Estaba herida, pero aún era capaz de pensar, de no caer en una nostalgia y en una culpabilidad de sobreviviente mortífera”, recuerda hoy la documentalista.

En esos días conoció al filósofo francés Daniel Bensaïd, dirigente histórico de la Liga Comunista Revolucionaria, y quien que se convirtió en un cómplice político, en un apoyo esencial para ponerse de pie y volver a la lucha. En su último documental, Aún estamos vivos, Castillo le rinde un homenaje: fallecido en 2010, Bensaïd es el eje de un relato en el que la cineasta busca en Francia y América Latina los ideales por los que combatió el filósofo. Así, se adentra en los barrios marginales de Marsella, en la asociación Derecho a la Vivienda, en París; en un sindicato obrero del oeste francés; en el movimiento zapatista mexicano, en el de los Sin Tierra en Brasil y en la resistencia indígena en Bolivia.

“La memoria de los vencidos, de mi generación, de Miguel, son parte del equipaje mental de la energía del futuro, a condición que no nos repitamos. No podemos ser la caricatura de lo que fuimos. Por eso la película se plantea el hoy”, explica Castillo. En Francia, el filme se estrenó a fines de abril, y en Chile será parte en septiembre de la programación del Festival Internacional de Documentales de Santiago, FIDOCS. En octubre, en tanto, llegaría a las salas nacionales.

El “gran dolor” que la cineasta guarda respecto de este documental es la ausencia de Chile, lo que justifica por la falta de movimientos sociales de largo aliento, con excepción de la lucha mapuche. “Pero hoy no puedo filmarla. No puedo hacer reportajes con cámara en mano. No tengo edad para eso. Me gusta la lentitud, instalarme en los lugares y filmar la belleza. Hoy no puedo trabajar en los territorios mapuches a mi manera. Tal vez algún día podré. Quiero contar esa historia”.

Explica que filmó el movimiento estudiantil chileno en 2011 con vistas a integrarlo en el filme, pero que dejó fuera ese material por no tratarse de una implantación de lucha de larga duración en un territorio. Aún así, no descarta volver a hacer un documental en Chile, donde llegará el mes de octubre para quedarse por un tiempo largo. Estos últimos cinco meses sin viajar, dice, le pesan: “Mis ganas de reconectarme con Chile es muy fuerte ahora. A lo mejor surge algo allá. Tengo las ganas”. Por ahora, está preocupada de su próximo proyecto, un documental sobre la Cuba actual que espera financiamiento europeo.

Castillo en clave ficción

Sus días en la resistencia junto a Miguel Enríquez y su posterior exilio están comenzando a inspirar a escritores y cineastas. Al proyecto de ficción Diez disparos, creado a partir de una idea de Marco Enríquez-Ominami y con guión de Rafael Gumucio, se suma un proyecto que el cineasta Cristián Galaz (El chacotero sentimental) está desarrollando.

El director adelanta que el próximo año comenzará la filmación de la película que prepara sobre el líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria: “Desde hace tres años que trabajamos en un proyecto fílmico sobre los últimos dos años de vida de Miguel Enríquez. Es una idea original de Andrea Ugalde (El regalo), guionista con quien trabajaremos juntos, como lo hemos hecho desde hace mucho tiempo. Para la investigación hemos contado con todo el apoyo de Carmen Castillo y también de Marco Enríquez-Ominami, quien nos facilitó su archivo personal sobre el tema”.

En el cómic

En enero, en tanto, el autor y dibujante francés Maximilien Le Roy publicó el cómic Vaincus mais vivants. La vie de Carmen Castillo (Vencidos pero vivos. La vida de Carmen Castillo), en el que relata su pasado en Chile, su exilio y su retorno.

“Un día recibí la visita de un muchacho de 25 años que me planteó hacer un cómic a partir de mis libros y películas. Le dije que fuera de libre inspiración, que yo no quería saber nada; pero que le respondería preguntas. Nos vimos varias veces, también fue a Chile. Y reapareció en septiembre con el cómic. No quise leerlo, porque es complicado leer algo que está tan cerca tuyo. No quería censurar nada, soy muy maniática con las palabras. Así que no lo leí, pero lo asumí, porque entretanto nos hicimos muy amigos”.

A pesar del pudor, le gusta que el  libro se convierta en un instrumento de conocimiento de ese tiempo histórico, una época que recuerda desde un presente crítico y sin nostalgia. Fue una de las lecciones que aprendió con Calle Santa Fe, el documental  estrenado en Cannes en el año 2007: “Después de las proyecciones, siempre me hacían la misma pregunta: ¿y ahora qué? Por eso Aún estamos vivos se plantea las luchas del presente”, explica Castillo. Dice que ése es el privilegio que tiene como cineasta: poder mantener activa la memoria del pasado en el hoy.