Pocos conocen tan bien a Sebastián Piñera como José Cox. Mateo, directo y un negociador de primera línea, según su círculo más cercano, este ingeniero comercial de 56 años y ex presidente de la Bolsa Electrónica, fue el elegido por el actual Presidente para cumplir uno de sus compromisos de campaña: vender el 26,33% de Lan, la novena aerolínea del mundo, según capitalización bursátil.

Piloto civil y fanático de las estadísticas y las motos, Cox integró, junto a los ejecutivos de Bancard, Nicolás Noguera y Santiago Valdés, el exclusivo núcleo que esta semana cerró definitivamente el tema, con el traspaso del 11,3% que aún estaba en manos del Mandatario. Fue el responsable de una operación que involucró una suma total de US$ 1.492 millones.

Las últimas semanas fueron intensas para él. Lo fueron también para los equipos que gestionaron la venta de la operadora aérea y que en muy pocos días lograron un acuerdo con el grupo Bethia, ligado a la accionista de Falabella Liliana Solari, que se quedó con 8% del capital. Tal como en otras ocasiones, Cox fue clave: no sólo le correspondió encabezar los contactos con los representantes de Bethia -Carlos Heller y Gonzalo Rojas-, que se desarrollaron en las oficinas de Celfin en el barrio El Golf, relata un ejecutivo. Su opinión también fue determinante para agilizar el cierre del trato. "Hablar con él equivale, en un 100%, a hablar con Piñera. Y eso facilita las cosas", explica un conocedor del proceso. No es lo único. "En más de una ocasión las cosas se entramparon. Cox tuvo la habilidad de buscar acuerdos y sacar los obstáculos del camino", cuenta un cercano a las negociaciones.

Igual de definitorio fue su rol en la negociación, donde la familia Cueto compró el 8,56% de las acciones de Piñera. Cox no estuvo en todas las reuniones, pero sí en los encuentros en que fue necesario finiquitar algún tema particular o tomar las decisiones finales, afirma otro profesional.

Reservado, pocos supieron detalles de sus gestiones. En Lan, compañía en la que a marzo de 2009 tenía 0,78% y en cuyo directorio participa desde 1995, "no hizo comentario alguno sobre  la venta y siempre se preocupó de mantener el tema al margen", afirma un integrante de la mesa. La independencia es otro rasgo que marcó su gestión en estos meses. "La campaña le impedía a Piñera estar encima de todo. Por eso mismo, Cox lo representó en todo momento. La venta del 9,72% de Clínica Las Condes, por el que el Presidente recibió US$ 37,8 millones, es un ejemplo", agrega.

Su relación con Piñera

La confianza de Piñera en Cox no sólo se refleja en las últimas operaciones. En 2009, el entonces candidato presidencial lo designó a él y a Ignacio del Río para buscar una solución financiera al Transantiago. Ambos  habían hecho un informe técnico que fue clave para que el hoy Presidente convenciera a los miembros de la Comisión de Transportes del Senado de intentar un arreglo. "Piñera tiene confianza plena en José, conoce su criterio, sabe que es estudioso casi hasta la obsesión y que no se le escapa ninguna variable antes de cerrar un negocio o evaluar un tema", relata un empresario.

Esa confianza se gestó hace 30 años, cuando Pablo Piñera, compañero de Cox en la UC, los presentó. A principios de los 80 Piñera integró a Cox como ejecutivo del Citi. Ahí también fue compañero de Francisco Pérez Mackenna y de Patricio Jottar,  gerentes generales de Quiñenco y CCU, respectivamente. Cox y Piñera siguieron trabajando juntos. En 1986 crearon CMB, junto a Ignacio Guerrero, también director de Lan, y Ricardo Bachelet. Luego ingresaron a Chile.com, dueña de Fósforos Puerto Varas. Quienes conocen la amistad, dicen que ambos se complementan: mientras Piñera es más espontáneo, Cox estudia el más mínimo detalle. "Incluso cuando se evalúa la compra de aviones pide datos que a veces no existen", describe un director de Lan. En común tienen ser pilotos de helicópteros y tener su oficina en el mismo edificio: Apoquindo 3.000. Piñera en el piso 18 y Cox en el 16. Otros de los leit motiv de José Cox es la innovación. Por eso ingresó a la propiedad de Aguas Benedictino, creada por Marcelo Guital, Iván Rodríguez, Rodrigo González y Andrés Fazio. En 2007, Cox tuvo que desplegar en esa compañía su veta de negociador cuando The Coca-Cola ofreció comprarla. "Definió inmediatamente los términos de negociación. Da una seguridad a toda prueba. Luego me acompañó a finiquitar todo", cuenta Marcelo Guital, quien define a Cox como un "reloj, preciso, que no se olvida de nada".