Esquí alpino: La montaña es más alta de lo que parece

Falta de recursos, la corta temporada de nieve y el difícil acceso a los centros de esquí asoman como las razones que han impedido tener deportistas en primera línea de la elite mundial.




Con el Mundial de esquí alpino, celebrado por estos días en Vail y Beaver Creek, en Estados Unidos, la pauta deportiva nacional ha seguido tímidamente la participación de los ocho representantes chilenos, quienes buscan, hasta el 15 de febrero, una presea prácticamente imposible para el país.

Si bien los atletas nacionales están en buen pie a nivel sudamericano, donde ocupan el cartel de potencia, de todos ellos no hay una figura que destaque a nivel mundial. Chile posee más de 400 kilómetros "esquiables" de cordillera de norte a sur, escenario envidiable para la práctica de deportes de invierno. Entonces, ¿por qué no hay chilenos en la élite mundial?

Las razones son diversas: los recursos, el aporte estatal, la corta temporada de nieve, el difícil acceso a los centros de esquí… Suma y sigue. "Es un tema complejo y profundo", reconoce de entrada el ex esquiador Jorge Mandrú.

El osornino, que representó al país en varios mundiales y JJOO, sufrió en carne propia el precio de llegar al alto rendimiento. "La primera traba es que la temporada de nieve, en Chile, es muy corta. Dura apenas tres meses", afirma Mandrú, lo que a su juicio acorta todo el proceso de entrenamiento para los exponentes con menos recursos.

Eso, sumado al alto valor por practicar esta actividad, pone aún más cuesta arriba su proliferación. "Este deporte es elitista y caro. Para competir, debes pertenecer a un club y pagar una cuota por estar en él. A diferencia de los países europeos, acá una persona que quiere practicar deportes de nieve se encuentra con muchas trabas. Al no haber pueblos dentro de la cordillera, los accesos son más difíciles", sostiene Mandrú.

A los traslados, hay que sumar la estadía, el equipamiento y la alimentación. El precio se dispara de inmediato.

El representante olímpico nacional en Nagano 1998, Rainer Grob, discrepa con la postura de Mandrú, asegurando que "si un papá quiere que el hijo entrene es fácil: debe inscribirlo en un club, donde tiene varias opciones en cuanto a precios".

Chile posee 18 centros de esquí federados, repartidos en la zona centro y sur del país. Un dato no menor es el crecimiento que mantiene este deporte en las últimas dos décadas. Grob afirma que: "Cuando yo entrenaba, éramos 15 en mi club. Ahora, en Antillanca, tenemos a más de 150".

La participación chilena en los JJOO de Sochi 2014 fue otro aliciente, beneficiando a la Federación con mayores recursos por parte del Estado. Tanto Mandrú como Grob aseguran que, hoy, los seleccionados nacionales reciben el mayor apoyo gubernamental en la historia de esta disciplina. Pero claro, no alcanza pensando en todas las giras que se deben realizar.

Entonces, ¿qué se necesita para despegar? Para Grob, "si se logra ver el tema del turismo de invierno, y comienza a fomentarse el esquí, se crea mayor infraestructura y se dan mejores opciones para practicar. A partir de eso, creo que comenzaremos a subir nuestro nivel". El ex mundialista apunta a masificar los deportes invernales a través de la actividad turística, agregando que "es muy factible que un esquiador se haga instructor, lo que generaría una fuente laboral para él".

Para Mandrú, lo más importante es mejorar el nivel de las competencias nacionales. Aunque a su juicio ya cuentan con un roce internacional, apunta a que "hay que tratar, sí o sí, de participar en el Circuito Mundial, con una fecha en Chile", lo que mejoraría exponencialmente al semillero.

En el esquí nacional confían en seguir avanzando de a poco. Reconocen estar lejos de ser potencia, pero esperan llegar a competir directamente contra la elite en un par de años más.

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