Estudio señala que los sonares de los barcos afectan a las ballenas
Este sonido perjudica la búsqueda de comida de las ballenas y puede hacer aumentar su riesgo de quedar varadas.
Biólogos marinos han encontrado pruebas de que las ondas de sonar utilizadas por los barcos militares influyen en los comportamientos de las ballenas, según los estudios publicados en las revistas Biology Letters y Proceedings of the Royal Society B.
Este sonido perjudica la búsqueda de comida de las ballenas y puede hacer aumentar su riesgo de quedar varadas, afirman los investigadores tras llevar a cabo estudios con ballenas azules y ballenatos de Cuvier.
De acuerdo a las investigaciones, estos animales interrumpen su búsqueda de comida cuando oyen las señales acuáticas del sonar y en ocasiones son expulsadas de las zonas donde abundan sus alimentos. Por eso, en algunos casos no consiguen la cantidad necesaria de comida, suponen los científicos.
LOS ESTUDIOS
El equipo de biólogos marinos de Peter Lloyd Tyack, del Instituto Oceánico de Escocia, investiga desde hace años la forma en que las ballenas pueden verse afectadas de forma acústica. En este caso han investigado por primera vez de forma directa cómo reaccionan dos tipos de ballenas a las ondas de sónar.
Para realizar el estudio, a los animales se les puso un aparato medidor que registraba el nivel del sonido y la profundidad a la que se encontraban las ballenas cuando lo percibieron.
En la investigación se observó a dos ballenatos de Cuvier (Ziphius cavirostris cuvier), un tipo de ballenas que puede vararse con relativa facilidad. En el experimento se puso una grabación de 30 minutos a los dos animales. Cada 25 seguntos se oía una señal de 1,6 segundos de duración con una frecuencia de entre uno y diez kilohercios, a una distancia de entre 3,4 y 9,5 kilómetros de los cetáceos.
Al percibir la señal, ambas ballenas dejaron de sacar sus colas del agua, "quizás para observar el sonido y preparar una respuesta", suponen los científicos. Tras ello, los ballenatos agitaron con fuerza sus colas y siguieron nadando. Finalmente, se sumergieron durante un lapso inusualmente largo y volvieron a emerger lentamente a la superficie. Además, los ballenatos interrumpieron su búsqueda de alimento durante más tiempo de lo normal.
El otro estudio se realizó de forma similar pero con 17 ballenas azules (Balaenoptera musculus), una especie muy amenazada, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Los ejemplares fueron divididos en grupos a los que se sometió a distintas ondas de sónar.
En una de las pruebas realizadas, los científicos obtuvieron el siguiente resultado: "Antes del sonido, establecimos una cantidad de plancton ingerido de 19 kilogramos por minuto. Después de que se expusiera al animal al sónar, interrumpió su búsqueda de alimentos durante 62 minutos. Eso conllevó una pérdida de más de una tonelada de plancton durante dicho comportamiento de respuesta".
Un mayor movimiento y una menor ingesta de alimento conlleva que el animal no adquiera la suficiente energía, advierten los investigadores. Los biologos temen que si esto ocurre de forma repetida, las ballenas dejen de alimentzarse bien y puedan quedar varadas con mayor facilidad.
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