Histórico

Ex hombre fuerte de Sábado Gigante: "Con lo que hoy se sabe de los 80, nosotros vivíamos alienados, éramos pan y circo"

A una semana del fin del programa, la ex mano derecha de Don Francisco por 30 años revela algunos de sus secretos. Por ejemplo, dice que no fueron amigos y que muchas veces pensaron hablar en el espacio de los problemas del país en los 80.

Cuando Antonio Menchaca (77) llegó a Sábado Gigante, sólo existía la nada.

“Empezar no fue fácil. El programa comenzaba a las tres de la tarde y terminaba a las ocho, pero citaban a toda la gente a las dos y media, por lo que en el camino se empezaban a tomar las decisiones de quiénes cantaban, quiénes iban a las entrevistas y quién hacía qué. Entonces la gente salía despotricando, porque se hacía en un garage donde no había ni la más mínima comodidad. Se armaban dos filas para el público y había un sólo lugar donde sentarse. Los artistas se amontonaban para esperar su turno. Entonces, yo llegué con la pauta, a las cuatro se hace esto, a las cinco esto otro, y ahí empezó a adquirir un ritmo más profesional”, cuenta el ex profesor nacido en Punta Arenas en torno al origen, en 1970, de su rol como productor general del programa de Don Francisco y de la función que lo convirtió en uno de los nombres más relevantes de la TV chilena.

Porque Menchaca no sólo fue el profesional que saltó del Departamento de Comunicación Audiovisual de la UC a fijar un guión que le entregara orden y estructura al espacio de Canal 13; con los años, se transformó en el mayor aliado  de Mario Kreutzberger, en la figura que mejor supo ejecutar sus ideas y en la contraparte con que fabricó el espíritu del programa y su posterior internacionalización. De alguna manera, es el segundo hombre más poderoso en la historia de Sábado Gigante.

Un papel que desempeñó hasta 2003, cuando fue desvinculado de  Univisión de Miami, por lo que sólo ha visto a la distancia su epílogo de los últimos años, a sólo una semana del capítulo que el sábado 19 cerrará para siempre su historia.

“El hecho que llegue a su fin no me da la sensación de pena. Todo lo contrario, siempre estuvimos muy contentos de hacerlo”, lanza el ejecutivo, sentado en su actual oficina de Las Condes y donde trabaja como Chief Entertainment Officer de los casinos Dreams.

Luego profundiza: “Todos los que trabajamos en el programa alguna vez pensamos: ‘¿hasta cuándo va a seguir Don Francisco?’ Porque al mirarlo hacer tantas cosas para entretener, siempre nos preguntamos ‘¿hasta cuándo va a seguir Marito haciendo estas cosas?’. Pero llegamos a la conclusión de que lo va a hacer hasta que se muera, es imposible que él deje la TV. Pero no sentí pena, porque en la vida se nace para que las cosas terminen”.

¿Merecía un final así el programa?

Es difícil decirlo a la distancia, porque esto es una decisión de política económica de Univisión, que hoy pertenece a Televisa. Y ahí los mexicanos tienen en su país una cantidad inmensa de productos que pueden colocar gratis en Miami, porque no les interesa gastar en una producción local en Estados Unidos, que sin dudas es más cara.  Pero con mucha modestia puedo decir que, al menos en Chile, el programa no ha terminado.

Pero dejó de emitirse en 2012.

Es que a lo mejor Sábado Gigante puede volver actualizado, con animadores distintos, pero con Don Francisco a la cabeza. No me parecería extraño que, dentro de un año, se anunciara que vuelve en gloria y majestad, quizás por redes sociales o internet. Pero si Mario no tiene pantalla, va a estar en el CNTV o incluso puede que haga un canal.

En el hipotético caso que Sábado Gigante tenga una segunda vida, Menchaca no vacila: le gustaría volver. “No como productor, sino que como una asesoría”, agrega. Eso sí, sus últimos años en la TV no fueron los más felices. Tras dejar Univisión - “era uno de los personajes más caros, lo que generó problemas con los otros productores”, precisa- se embarcó en el negocio de vender productos a través de la pantalla, pero la aventura finalmente no prosperó. Luego de casi 20 años residiendo en Miami, volvió a Chile.

¿Le hubiera gustado que Don Francisco hubiese intercedido en su salida de Univisión?

Eramos muy independientes en eso. Pero esa pregunta tiene una respuesta: sí, me hubiera gustado. Pero teníamos la suficiente individualidad como para no depender del otro, era una de las características de Sábado Gigante.

¿Lo considera un amigo?

Un compañero, no tuvimos la opción de ser amigos, porque a mi me gustaba tener amistades distintas. Mi opción siempre fue salirme de lo que era Sábado..., porque era un programa muy absorbente. Quien manejó mi vida y mi familia fue mi mujer, porque en este programa se trabajaba día y noche, en el verano estábamos 30 días fuera del país, entonces nuestra vida familiar siempre fue difícil. El hecho de tener amigos de la infancia era un cable a tierra, porque la TV nos daba una soberbia que era difícil de manejar si no teníamos a alguien que nos bajara los humos.

¿Sintió que en algún momento pecaron de soberbios?

Seguramente pequé de soberbio muchas veces. Me vine a dar cuenta después, cuando era mayor y trabajé en EE.UU., que es mucho más complicado. Allá no se permiten las puteadas. Así que tuve que modificar mi actitud cuando se metió el sindicato y me dijo: “déjense de h...”

¿Sentían que tenían mucho poder? Eran el programa más visto, pocos se atrevían a criticarlos...

Poderoso no. Lo que más me satisfacía eran las pequeñas cosas, tener la opción de ir a un lugar y que te atendieran de modo diferente o que te hicieran pasar más rápido. Además, nos movíamos en el medio artístico, no podíamos generar instancias de poder. Era un programa, ahí quedaba. No nos gustaba endiosarnos. Hoy se le da a Sábado... características extraordinarias, maravillosas, porque duro mucho tiempo, pero eso no lo hace extraordinario.

¿Se creó un mito desmedido?

Yo creo que si

¿Qué le pareció que las críticas más duras surgieran de personas como Mandolino o Pepe Yeruba?

No quiero catalogar de injusto a ninguno de los que trabajó con nosotros, el dolor que ellos llevaban puede ser de mucha lógica. Con Mandolino no fuimos capaces de encontrarle un nicho, porque Mario empezó a hacer muchas cosas y no tenía tiempo para él. Y Mandolino no fue capaz de decir “voy a conseguir un libretista”. No tuvo la capacidad de ser cabeza de serie.

Pese a moverse en un circuito artístico, Sábado Gigante está vinculado a los años 70 y 80, dos de las décadas más convulsionadas del país durante el siglo XX.  “Los que nos dio mucho rating”, agrega Menchaca. “Las razones políticas que vivía el país, toque de queda, una economía desastrosa, una cesantía de más del 20%, eso nos daba rating. Nosotros teníamos un 60% de rating y había  20% de cesantía, la gente no tenía plata para nada, sólo para ver tele”.

Las condiciones del régimen militar, ¿condicionaron el éxito del programa?

Sin lugar a dudas. No había shows, no había discotecas, no venían artistas. Y no porque hayamos querido hacerlo, sino que esas eran las circunstancias. Nosotros profitamos de eso, sin dudas. Tuvimos la capacidad de saber en qué momento estábamos viviendo.

¿Nunca pensaron en tratar lo que pasaba en el país?

Dentro del equipo teníamos una amplia gama de pensamientos y discutíamos a los gritos todos los días. Pero lo que nos imponía el canal era no decir nada. Pero siempre me pregunto: qué valentía hubiésemos tenido o de qué hubiese servido que hubiéramos empezado a descubrir o hablar de instancias que eran difíciles. Hoy, con el conocimiento que se tiene de lo que pasaba en ese entonces, nosotros vivíamos muy alienados, éramos pan y circo.

¿Qué pensaba Don Francisco de estos temas?

Era mucho más cauto. Todo lo que pudo haber hecho para ayudar lo hizo de forma personal.

¿Qué le parecen las críticas que  tildan a Sábado... de frívolo en una etapa social compleja ?

Que nos haya ido bien justo en el período de dictadura no significa que tendríamos que estar relacionados con la dictadura. Que podríamos haber hecho más, sin duda, pero también nos daba miedo, no era fácil, sabíamos que no podíamos decir mucho, porque eso significaba perder el trabajo. No estoy arrepentido. Toda nuestra conexión con cualquier persona externa era a través de los gerentes del canal, ellos nos daban algún tipo de adoctrinamiento. Entendíamos que eran así las cosas y, si no deseábamos que fueran así, teníamos que irnos.

El productor sobrevivió a los 80 y, en los 90 y el nuevo siglo, fue arquitecto del éxito del espacio en EE.UU. A partir de ahí se empezó a incubar una de las grandes dificultades del programa: hallar un sucesor para Kreutzberger. “El lo intentó y lo dijo muchas veces, pero nunca lo llevó a la práctica. Pero está bien, la TV no es hereditaria y eso se vio. La TV no se puede traspasar como se traspasan los votos”. Pese a ello, Menchaca volverá a integrar, y quizás por última vez, un set de Sábado Gigante: es uno de los invitados al episodio final del hito que lo convirtió en una de las manos más duras de la TV chilena. Aunque él modera los mitos: “Yo era un tipo duro y difícil, pero nunca me creí de otro planeta por estar en Sábado Gigante”.

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