En 1996, la farmacéutica Pfizer, famosa por sintetizar el Viagra, llegó a Nigeria en medio de una crisis humanitaria. La epidemia de meningitis cobraba la vida de miles de personas, cuando un grupo de científicos de dicho laboratorio se instaló a realizar un ensayo clínico con el medicamento Trovan, cobrando la vida de once niños.

Trece años después, el gigante farmacéutico pagará 55 millones de euros como indemnización a las familias.

Sólo dos semanas duró el experimento con Trovan. El fracaso del medicamento fue tal que llevó a uno de los miembros del equipo investigador en Nigeria a enviar una carta al director de la compañía, William Steere, advirtiendo del daño causado y asegurando que en las pruebas clínicas se habían violado normas éticas, consignó la edición online de El País.

El investigador fue inmediatamente despachado de la compañía farmacéutica, empresa que además negó la muerte de 5 de los 11 niños que se le imputaba y argumentó que contaba con el permiso gubernamental y de las familias para llevar adelante los experimentos. Sin embargo, la batalla legal sostenida por nueve años concluyó con una millonaria indemnización.