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Florence Welch: "Nunca he sentido que tengo que hacer cierto tipo de música para agradar"

La última revelación del pop británico habla con <b>La Tercera</b> antes de llegar a Chile como estrella de Lollapalooza. La vocalista de Florence+The Machine analiza su presente tras el éxito de <i>How big, how blue, how beautiful</i>, su celebrado último álbum.

Pese a que lleva cerca de una década en la música, recién en los últimos nueve meses Florence Welch se sacó el cartel de alumna aventajada de la actual camada de solistas británicas para convertirse en referente de toda una generación. Explorando los mismos rincones personales que colegas como Adele y Amy Winehouse, pero con una propuesta ecléctica y barroca que le ha valido comparaciones con Kate Bush, la cantante dio el gran salto con el esperado tercer disco de su proyecto Florence + The Machine, How Big, how blue, how beautiful (2015); un elogiado trabajo de once canciones confesionales, poderosas y épicas, con el que llegaron todo tipo de elogios y reconocimientos -entre ellos cinco nominaciones a los premios Grammy- y seguidores tan insospechados como Bill Clinton.

Luego de un año intenso, que la tuvo encabezando los ránkings y algunos de los principales festivales del mundo, la cantante llegará por primera vez a Chile el próximo 20 de marzo como la gran estrella femenina del Lollapalooza local, así como de sus ediciones en Brasil y Argentina. Pero al otro lado del teléfono, en conversación con La Tercera desde Londres, la cantante se escucha casi como cualquier joven de 29 años: reconoce cierto agotamiento por las giras, cuenta que disfruta mucho con el último álbum de Justin Bieber, confiesa que desfilar por la alfombra roja del Grammy la pone nerviosa y se muestra más preocupada de conservar su vida cotidiana que de lucir el traje de nueva diosa del pop que la crítica especializada le viene colgando hace tiempo.

“Después de una gira de casi un año es difícil bajar las revoluciones. Me acostumbré a una vida de adolescente, acostándome a las 4 de la mañana y despertándome al mediodía, y ahora se me hace difícil volver a mi rutina”, cuenta Welch desde la capital inglesa, donde aprovecha unos días de descanso antes del tour, visitando amigos y paseando por las calles.

Luego de un año de tanto éxito y elogios, ¿se ha hecho difícil lidiar con la fama?

No lo sé la verdad. Al final te pasas el tiempo viajando y nunca te detienes. Yo al menos me siento igual que cuando compuse el último disco, no creo que nada haya cambiado demasiado. Obviamente estar de gira se vuelve un poco pesado, pero al final cantar frente al público hace que todo valga la pena. Es raro, puedes estar en 17 ciudades distintas en  un par de semanas pero cada vez que subes al escenario como que todo cobra sentido, y cuanto más cansada estoy, más destruida por los viajes, mejor resulta el concierto.

¿Hay expectativas por esta primera visita a Chile y a los Lollapalooza sudamericanos?

Tengo muchas ganas de ir a Sudamérica, en especial por esa energía tan especial que tiene el público allá. Nuestros shows finalmente pasan por la vibra de los asistentes y por lo mismo imagino que será muy divertido tocar allá.

¿Serán shows similares a los mostrados en Glastonbury o Lollapalooza Chicago, por ejemplo?

En general lo que hacemos en vivo es bastante orgánico y libre... aunque muy bien ensayado (se ríe). Tiene que ver con ser realmente libre, pero al mismo tiempo buscando interpretar la música de la mejor manera posible. Es un balance, porque antes que todo soy bastante perfeccionista.

Su música, y en especial su último disco, ha logrado interpretar a un público cada vez más amplio. ¿Por qué cree que se ha dado esa conexión?

Tal vez porque éste es un álbum más directo y por lo mismo la gente se siente más interpretada. La música en ocasiones le da una nueva perspectiva a esas emociones que a veces no podemos andar trayendo con nosotros todo el tiempo. Y en general hay una sensación como de consuelo cuando escuchas una canción de alguien que está pasando por lo mismo. Es una forma de sentirte conectado y la gente busca eso, conexión.

¿Se sintió como un riesgo sacar un álbum con letras tan íntimas sobre relaciones y quiebres?

Yo la verdad estaba muy asustada de lanzar este disco porque es muy personal. Fue algo incómodo incluso, sentí que no estaba escondiendo nada, pero en cierto sentido se sintió bien, revelé mucho de mí misma y la gente recibió eso, me aceptó y eso es algo hermoso. Hubo canciones que hasta último minuto dudé si incluir en el disco, porque son muy explícitas, pero tiene que haber un riesgo cuando realizas un proyecto artístico como este.

¿Cree que parte de su éxito se debe a que muchas estrellas pop no entregan mensajes tan directos o que identifiquen a la gente?

No sabría decirlo, mi gusto musical es tan aburrido. Me gusta de todo, desde Sorry de Justin Bieber hasta lo nuevo de PJ Harvey. En ese sentido no me siento capacitada para asegurar lo que el público en general espera.

David Bowie al parecer fue una gran influencia en su música. 

Fue una tremenda influencia desde los inicios de mi carrera. De hecho, para componer el último disco pegué un papel en mi pieza que decía “¿qué haría aquí David Bowie?” Muchas decisiones las tomé en base a las suyas, fue como una estrella que me guió y ahora siento que nos cuida a todos desde alguna parte.

Ante la partida de referentes como él, ¿siente que hoy es más difícil ser innovador y original?

Yo todavía me siento muy inspirada para hacer lo que hago, nunca he sentido que tengo que hacer cierto tipo de música o ser de cierta forma para agradar a alguien. Pero además he tenido suerte, siempre he estado muy apoyada en todas las decisiones que he tomado, incluso con las que van en contra de los estándares comerciales.

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