Gobierno argentino revela que soldados no fueron preparados para la Guerra de las Malvinas
Así quedó de manifiesto en el Informe Rattembach, redactado a fines de 1982 y recientemente desclasificado por el gobierno de Cristina Fernández.

Argentina se lanzó a la guerra contra Gran Bretaña en 1982 para recuperar la soberanía en las Islas Malvinas, sin preparación ni organización, según se desprende del Informe Rattembach, recientemente desclasificado por el gobierno de Cristina Fernández.
"Ha quedado demostrada la falta de preparación y organización del país para una guerra", señala el informe de casi 300 folios, que lleva el nombre del fallecido teniente general Benjamín Rattenbach, quien fuera el encargado de la investigación realizada a fines de 1982 a pedido de la Junta Militar.
Una parte del extenso informe secreto ya había sido filtrada y publicada en aquel momento pero algunos párrafos habían sido adulterados.
A nueve días de cumplirse el 30 aniversario del desembarco argentino en Malvinas, puede accederse al texto original del trabajo, revisado por una comisión para que no se dieran a conocer datos que pudieran afectar la seguridad de Argentina, a través de la página oficial del gobierno.
Una de las partes silenciadas en 1982 fue el pedido de Rattenbach de abrir un sumario militar contra el ex capitán Alfredo Astiz -condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad en la dictadura (1976-1983)- por haberse rendido sin combatir en las islas Georgias, en el marco de un incidente turbio, previo al desembarco argentino en Malvinas y al que se consideró un desencadenante de la guerra.
En 1982, Astiz ya era reclamado en Francia y en Suecia por la desaparición de las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon, y el secuestro y desaparición de la joven sueca Dagmar Hagelin, respectivamente.
Al lanzar el operativo en Malvinas el 2 de abril de 1982, el fallecido ex dictador Leopoldo Galtieri, pretendía conquistar a la ciudadanía apelando a un reclamo histórico de los argentinos, cuando una crisis económica hacía tambalear al régimen, que dejó 30.000 desaparecidos, según organismos humanitarios.
La guerra con Gran Bretaña, gobernada entonces por Margaret Thatcher, terminó con la rendición de las tropas argentinas, tras 74 días de conflicto durante el cual murieron 649 argentinos y 255 británicos, sellando también el destino de la dictadura, que cayó al año siguiente.
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