Hace 38 años el piloto sobrevivió a otro grave accidente aéreo
En febrero de 1970 Nelson Bahamondes iba de copiloto en un avión que transportaba combustible desde Puerto Montt a Futaleufú. De improviso, uno de los motores falló y los dos tripulantes debieron amarizar y fueron rescatados por pescadores.
"Providencial escapada de las garras de la muerte tuvieron los dos únicos ocupantes de avión DC-3 (...) que se precipitó al mar, luego de sufrir la falla de uno de sus motores", publicó La Tercera en su edición del 13 de febrero de 1970. Uno de los pilotos que tripulaban la aeronave era Nelson Bahamondes Rojas (65), el mismo que comandaba la avioneta Cessna 208 que el sábado pasado se precipitó a tierra.
La maniobra de emergencia que Bahamondes realizó el pasado fin de semana permitió disminuir el impacto y que los nueve pasajeros lograran sobrevivir. El piloto, sin embargo, falleció dos días después producto de una hemorragia interna. Antes de morir, la víctima enseñó a sobrevivir en el bosque al resto de los ocupantes de la nave.
SE SALVÓ NADANDO
Pero este accidente no era el primero en la experimentada carrera de Bahamondes. El 12 de febrero de 1970 era copiloto de una nave de la Línea Aérea Aysén, comandada por Hugo del Valle. Ese día, el avión -que transportaba combustible- había despegado a las 11.00 desde el aeropuerto de Tepual, en Puerto Montt, hacia Futaleufú, en la XI Región.
Cuando la aeronave llevaba una hora de vuelo comenzaron los problemas: el motor izquierdo presentó fallas, por lo que los pilotos tuvieron que concentrar la fuerza en el motor izquierdo. Al percatarse de la posibilidad de un incendio, Bahamondes, que en ese entonces tenía 28 años, y Del Valle decidieron amarizar. La maniobra permitió que lograran escapar del avión antes que se hundiera.
Los pilotos, finalmente, nadaron hasta la isla Llahuén, en el sector de Chaitén, donde fueron rescatados por pescadores. Bahamondes y Del Valle sólo resultaron con lesiones leves.
Este incidente ocurrió a 142 kilómetros del lugar donde el sábado la avioneta que piloteaba Bahamondes se precipitó a tierra.
La caída del avión al mar era una de las historias que contaba a sus cercanos y alumnos, quienes lo recuerdan como una persona metódica, trabajadora y alegre.
El ex comandante de la Fach Alvaro Gutiérrez, quien conoció a Bahamondes, señaló que "en la zona de Puerto Montt, él junto a otro piloto cayeron cerca de una playa, pero con sus horas de vuelo hay que decir que el que no ha tenido un accidente allá es que nunca ha volado. De hecho, esa es la zona más difícil del planeta".
Agregó que su amigo sufrió accidentes menores, como todo piloto, y que nunca le preocuparon.
Nelson Bahamondes vivió su infancia en Quilpué. Luego, en 1962, ingresó a la Escuela de Aviación, pero un año más tarde se retiró para dedicarse a ser piloto comercial y se trasladó a vivir a la Décima Región, donde tuvo tres hijos, uno de ellos piloto, y cuatro nietos.
"En sus tiempos de cadete era muy chistoso, travieso e inquieto. Pasábamos mucho tiempo castigados, porque nos gustaba revolver el gallinero. Pero era un muy buen amigo y camarada", recordó Gutiérrez.
Mónica Bahamondes, hermana del piloto, dijo que espera que sea recordado como un verdadero héroe por las personas que lo conocieron, "por la hazaña que hizo para salvar a todos los pasajeros".
Ayer, debido al mal tiempo, los helicópteros de la Fach no pudieron rescatar el cuerpo sin vida de Bahamondes, quien permanece junto al avión siniestrado.
Sus restos están siendo custodiados por cuatro comandos. Una vez que mejoren las condiciones climáticas, será sacado del lugar, donde también permanece "Clifford", el perro que viajaba en el avión siniestrado.
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