Histórico

Identifican factor genético que predispone al alcoholismo

Luego de medir la reacción al alcohol de más de 300 estudiantes en EEUU, expertos establecieron alteraciones en el cromosoma 15, el cual también se relaciona con el consumo de nicotina.

Primero se trata de exploración: sentirle el gusto y ver qué se siente tras probar unas copas. Luego, sigue el hábito de tomar. Y, más tarde, la costumbre de consumir en exceso. Esos son los primeros pasos que podrían convertirse en una adicción al alcohol. Si luego se instala el síndrome de dependencia y una tolerancia alta -cuando dos litros producen los mismos síntomas físicos que antes provocaban apenas dos copas-, entonces la enfermedad está instalada.

¿Cuál es el camino que lleva a una persona a convertirse en un alcohólico? Un estudio de la U. de California en San Diego (EE.UU.) dio con la clave: expertos hallaron que una variación de la secuencia de ADN en el cromosoma 15 se asocia con el nivel de respuesta al alcohol -llamada tolerancia-, y apunta al gen CHRNA5 como clave en el camino al abuso.

"Sabemos que el nivel de respuesta al alcohol es hereditario y creemos que hay factores genéticos detrás del 40% a 60% de la dependencia del alcohol, pero hasta ahora la ubicación cromosomática de esos factores no estaba clara para las formas más comunes de trastornos por abuso de alcohol", comentó el doctor Raymond White, líder del equipo de investigadores que estudió a más de 313 estudiantes de entre 18 y 29 años. White los sometió a una prueba para medir su reacción al alcohol mediante el balanceo que presentaba su cuerpo. Así, estableció que las personas que tomaban sin sentir efectos físicos tenían mayor riesgo a convertirse en alcohólicos. White agregó que descubrir qué parte de la genética influye en la respuesta al alcohol permitirá empezar a diseñar una nueva generación de tratamientos que ataquen específicamente la alteración genética, así como desarrollar un test genético de predisposición al alcoholismo.

LA TOLERANCIA ALTA
"En la medida en que tu cabeza aguanta más, puedes tomar más. Si el trago produce mareos, vómitos, enlentecimiento o somnolencia, la persona dejará de tomar. Y eso es tener baja tolerancia", dice Gonzalo Acuña, siquiatra especialista en adicciones de la Clínica Sofía. "Lo peor es tener 'buena cabeza' o tolerancia alta al alcohol, porque eso facilita la adicción o el alcoholismo", continúa.

Un ejemplo es Robert Kennedy Jr, miembro de la dinastía política de EE.UU. que ha estado plagada por problemas de alcohol y que en 1997 dijo que su adicción a la bebida no surgió al azar. "Siento que de alguna forma nací alcohólico", indicó.

Acuña señala que esa facilidad se explica porque la persona biológicamente va encontrando que el alcohol le produce efectos placenteros. "Cuando alguien tiene alta tolerancia el placer no tiene límites", argumenta, aludiendo a que en la medida en que el placer predomine sobre el displacer, la persona va a tender a repetir el consumo y la tolerancia va a continuar aumentando.

La tolerancia alta es un factor común a todas las adicciones, y también un primer paso. Por eso, el hecho de que la U. de California haya demostrado que el nivel de respuesta al alcohol está ligado a variaciones de un cromosoma, viene a sentar las bases genéticas de la alta o baja tolerancia al alcohol.

ALCOHOL Y NICOTINA
Estudios previos han detectado factores genéticos compartidos detrás de la dependencia al alcohol y la nicotina, y también han conectado el cromosoma 15 con los trastornos por consumo de tabaco, lo que hace a estos sitios un lugar lógico para iniciar la búsqueda de una base genética para la respuesta al alcohol.

Según señala Gonzalo Acuña, el tabaquismo se relacione con alcoholismo y viceversa no de forma causal, sino ambas adicciones comparten la gran tolerancia que se tiene por el elemento adictivo.

INVESTIGACIONES RELACIONADAS
Estudios realizados en animales han mostrado también que algunos individuos tienen predisposición genética a la dependencia del alcohol.
Los científicos han mostrado, por ejemplo, que es posible criar un ratón de laboratorio que prefiera beber alcohol que agua. También han mostrado que esta tendencia es hereditaria y, por tanto, está bajo el control de los genes.

Raymond White, líder del grupo de expertos de la U. de California en San Diego, indicó que al "entender qué porción de nuestro perfil genético influye en nuestra respuesta al alcohol, podemos empezar a entender qué tipo de tratamientos podrían ser más exitosos en controlar los desórdenes relacionados con el alcohol".

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