La edad en que se divorcian los chilenos: entre los 35 y 38 años
Hoy las parejas se separan mucho antes que hace 10 años. Lo que se suma a la postergación de la edad en que se casan.

La década de los 30 y tantos es el nuevo escenario a donde se trasladó la otrora "crisis de los 40". Esa es la explicación que entregan los especialistas para entender un fenómeno se hace evidente al analizar los datos del Registro Civil.
Claudio está en un entretiempo. Reevaluando. María Belén no es la misma mujer de la que se enamoró. Esa que además de guapa era fuerte, independiente y con ganas de ser profesional. Pero en los cinco años que llevan casados, María Belén no ha trabajado un día. Primero, porque le faltaba dar su examen de grado, después porque quedó embarazada y luego, porque quería estar al lado de su hijo y ver sus primeros pasos.
Cuando el pequeño entró al jardín, no se le acabaron las excusas: Claudio es ingeniero, tiene un excelente trabajo y puede mantener la casa solo. Entonces, estalló la crisis: él se dio cuenta de que ella no es tan autosuficiente y ella comprendió que él no es todo lo acogedor y protector que necesita. Ese eterno amor que prometieron se esfumó. No son felices y, a pesar de todo el dolor que puede significar separarse, Claudio no descarta dar ese paso. Porque, después de todo, le queda todo un segundo tiempo para ser feliz, prácticamente la mitad de su vida. Y porque el partido todavía se puede ganar.
El matrimonio es la estructura social que más transformaciones ha sufrido en el país: hoy los chilenos no sólo se casan más tarde, sino que se divorcian más temprano. Antes pasaban al menos una década para que uno de los dos decidera seguir solo, mientras que ahora sólo bastan cinco.
Un análisis hecho por La Tercera, en base a datos entregados por el Registro Civil, reveló que el peak de la edad en que se divorcian las mujeres es a los 35 años y los hombres a los 38. Fenómeno que se suma a que hoy ellos establecen el vínculo nupcial, en promedio, a los 34 años y ellas a los 30, mientras que hace tan sólo seis años un hombre se casaba por primera vez a los 27 y una mujer a los 24. Las cifras concluyen que el matrimonio dura entre cuatro y cinco años, lo que contrasta con los 12 años en promedio que toleraba un vínculo nupcial en el 2000, según el INE.
Se trata de un giro que envuelve a la sociedad y que los especialistas atribuyen a una gran crisis: la misma que se vivía a los 40 años y que hoy se desplaza a los 35, donde tras un cuestionamiento exhaustivo de la propia vida, la opción del divorcio aparece como una oportunidad más que un fracaso. Porque la sociedad está abierta a esa posibilidad y hoy lo permite. Y porque ni hombres ni mujeres sienten que deben soportar una relación infeliz por el resto de su vida, pese a que alguna vez así lo prometieron.
¿PARA TODA LA VIDA?
"La institución del 'para toda la vida' esa una idea de la época en que la esperanza de vida era de 30 años. En cambio, ahora el 'para toda la vida' es muchísimo más exigente, porque ese rango llega a los 80 años", explica Claudia Cáceres, sicóloga del Instituto Chileno de Terapia Familiar, a la luz de los datos. El tema es qué le sucede a una persona para que deje de creer en ese paradigma.
Y la explicación está en la gran reflexión que se da a los 35 ó 38 años, cuando se está entrando a la adultez plena. "Este es un ciclo de cuestionamiento profundo, que se basa en una revisión rigurosa hacia el pasado y proyección hacia el futuro", comenta Cáceres.
Precisamente, el matrimonio es una de las grandes áreas que se analizan y muchas parejas optan por dejarlo hasta ahí. De hecho, desde que entró en vigencia la ley de divorcio, ya son 85 mil 268 personas las que han desistido de seguir en pareja.
Y PORQUÉ NO
En estos días una mujer sabe que puede vivir sola, porque tiene estudios e independencia económica y no necesita al otro en ese ámbito. Y la sociedad no la condena como antes, precisamente porque cada vez hay más solteros y divorciados en todos los grupos sociales. Entonces, se tiende a incorporar a un "nuevo" separado sin prejuicios.
En el caso de la mujer, "queda en un estado menos precario que antes", argumenta Antonia Raies, sicóloga del Instituto Chileno de Terapia Familiar. "Antes se quedaban más marginadas socialmente, sobre todo si tenían esa edad".
Hoy, explica la especialista, la persona se plantea que le queda mucho por vivir y que separarse "puede ser más gratificante que seguir casada infelizmente".
El divorciado puede volver a los amigos antiguos o también insertarse en un nuevo grupo, porque ya no todos están o siguen casados. "Eso les da mayor cabida a continuar relacionándose con personas afectuosamente, ya sea como compañía o como amistad. Algo que no pasaba hace 15 años, cuando una mujer quedaba marginada. Entonces ahora hay más posibilidades afuera", concluye Raies.
"Hay parejas que cuando han pasado cuatro o cinco años de matrimonio y se sienten profundamente infelices, deciden consultar para ver por qué en tan poco tiempo ya están pensando en dejarse", agrega Susana Ifland, presidenta de la Sociedad Chilena de Sicología Clínica.
Si entienden los motivos de sus desavenencias, ven que el otro es simplemente "lo que hay" y si se sienten capacitados para vivir con eso, entonces siguen juntos. "Pero si una mujer o un hombre no pueden o no quieren hacerlo, perfectamente se pone en la situación: ¿por qué no me separo?".
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