Es la casa real más antigua del mundo y ha soportado cientos de guerras, la última, terminó con dos bombas atómicas en territorio nipón. Para muchos la fortaleza de esta familia imperial radica en su estricto funcionamientos, protocolo que hoy parece tener una víctima.

En uno de los países más modernos y marcados por el desarrollo tecnológico, 1993 parecía ser el año en que un viento de esa modernidad llegaba a la rígida casa real, con el matrimonio del príncipe heredero, Naruhito, con Masato Owada.

La joven de 30 años, graduada en Economía en la Universidad de Harvard, era diplomática y manejaba cuadro idiomas (japonés, francés, ruso e inglés), era la llamada a "abrir" la casa real, liderada por el emperador Akihito y la emperatriz Michiko.

La historia, sin embargo, fue muy diferente. Masako, hoy con 50 años, sucumbió ante el estrés por el estricto protocolo y cayó en una profunda depresión.

Entre la presión por tener un hijo varón y el estilo de vida que reina en palacio, Masako cayó en una  depresión y optó por el encierro… Hasta hoy, donde tuvo su primer banquete oficial desde 2003, cuando dio la bienvenida al entonces presidente de México, Vicente Fox.

Esta vez se trata del recibimiento de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda, de visita de Estado en el país asiático hasta el próximo 2 de noviembre, según informó la Agencia de la Casa Imperial.

El año pasado, Masato, encerrada en su palacio desde 2003, sorprendió al salir del país rumbo a Holanda, precisamente a la coronación de Guillermo y Máxima, con quien tiene una gran amistad. Muchos la interpretaron como una señal de mejoría en la delicada salud de la princesa, pero de regreso a Japón Masako volvió al aislamiento, hasta hoy cuando nuevamente se le aprecia en público y otra vez surge la ilusión de una mejora en su lucha contra la depresión.