Lecciones tras el caso Arcis

LA UNIVERSIDAD ARCIS no cumplió la meta de matrícula autoimpuesta para continuar funcionando. Como fue advertido en estas páginas, la probabilidad que un administrador provisional externo pudiera reflotar una institución que atraviesa una importante crisis financiera y cuya oferta educativa no ha sido capaz de atraer matrícula era baja. Más aún, luego de que se solicitara la quiebra de la institución, la administración entre el síndico -que vela por los intereses de los acreedores- y el administrador provisional, cuya preocupación es la continuidad de estudios de los alumnos, será más compleja.
Se deben sacar lecciones de este caso y cómo proceder frente a futuras contingencias. Puesto que el Estado, a través del Ministerio de Educación, reconoció oficialmente los títulos que entregó la Arcis, tiene responsabilidad en apoyar a los alumnos que confiaron en dicha certificación. Pero es indispensable evaluar cuál es la forma más eficaz de lograr lo anterior. Más que mantener funcionando una institución fallida, el Mineduc debiera facilitar el ágil traslado de alumnos a otras casas de estudio velando porque los alumnos cuenten con los documentos necesarios, puedan trasladar fácilmente becas o créditos estatales a otras instituciones y, fundamentalmente, centralizando información respecto al resto del sistema de educación superior para identificar qué instituciones están disponibles a recibir alumnos.
Con todo, estas situaciones pueden ser más manejables si el Mineduc tuviera un rol más activo en la entrega de información relevante acerca de la sostenibilidad de las instituciones. En ese sentido, y como lo demuestra este caso, las expectativas que levanta la decisión de un interventor estatal, solo posponen la reubicación de estudiantes.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.