Lo fantástico y el realismo: la influencia de García Márquez en el mundo literario
Principalmente con Cien años de soledad, el escritor colombiano dio un sello personal a la imaginería de Latinoamérica, rompiendo moldes y desarrollando el lenguaje.
En 2007, luego de haber recibido el Premio Nobel de Literatura, Doris Lessing dijo que lo mejor de haber recibido la noticia fue que García Márquez la llamó por teléfono para felicitarla por su triunfo. Lessing, escritora de habla inglesa (era británica), sintetizaba así la influencia global que ha tenido el escritor colombiano en la literatura contemporánea, quizás la más importante de un escritor en lengua castellana desde Miguel de Cervantes.
La obra de García Márquez, quien falleció este 17 de abril a los 87 años, está indisolublemente ligada al llamado "boom", la corriente latinoamericana que explotó en la década del 60 y catapultó a un grupo de escritores a la primera línea de la literatura mundial: Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, José Donoso y Carlos Fuentes, aunque entre ellos nunca hubo demasiadas similtudes estilísticas. De todos, lo de García Márquez fue quizás la aportación más explosiva, más genuinamente latinoamericana, que buscó describir de una forma nueva la realidad contradictoria del mundo latinoamericano.
Pero antes que la literatura, la primera aportación del colombiano fue en el periodismo. Luego de comenzar publicando cuentos en 1947, escribió crónicas y reportajes que le valieron la admiración en su país. Su técnica, donde narraba de manera cinematográfica la historia a través de relatos paralelos, fue una novedad en ese tiempo y el germen de su fascinación con la singular realidad de la provincia colombiana, que luego acompañó de una cualidad magica que provenía de su multiculturalismo.
Su reportaje más reconocido de esos años fue El Relato de un Naúfrago, testimonio de un tripulante que vivió 10 días en alta mar, y que se publicó en entregas durante 20 días en el diario El Espectador, y luego fue llevada a las páginas de una novela. El estilo florido, barroco y atento a la descripción de personajes, supuso una revolución y un acercamiento narrativo a la escritura periodística.
García Márquez debutó en la literatura con La hojarasca (1955), una novela que no tuvo gran impacto y que estuvo cinco años esperando ser publicada, donde el escritor desarrolló un estilo barroco que luego fue alivianando con el correr de los años. Es con su segunda obra, El coronel no tiene quien le escriba, que el colombiano empieza a vislumbrar el realismo mágico que lo haría famoso, o el llamado "universo Macondo". Con esta novela corta, ya comienza a desarrollar el estilo realista salpicado de elementos fantásticos que lograría eclosionar con Cien años de soledad (1967), la saga de la familia Buendía y el pueblo de Macondo, que canalizó el mundo imaginario del escritor a niveles universales. La magia, la alquimia, los muertos que aparecen como seres vivos o la mitología caribeña, llevaron a lo maravilloso a convivir con lo cotidiano con un lebguaje alegórico y evocador. Además, fue un aire de brisa fresca en momentos en que la crítica literaria anunciaba que la novela estaba llegando a un callejón sin salida.
"Mi problema más importante era destruir la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que parece fantástico. Porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no existía. Pero necesitaba un tono inocente, que por su prestigio volviera verosímiles las cosas que menos lo parecían, y que lo hiciera sin perturbar la unidad del relato. También el lenguaje era una dificultad de fondo, pues la verdad no parece verdad simplemente porque lo sea, sino por la forma en que se diga", dijo García Márquez sobre 100 años de soledad.
La novedad de esta novela es que estos elementos están desarrollados desde la contradicción propia del continente americano, donde conviven en permanente desigualdad razas como los indios, negros, blancos, asiáticos y otros, junto a sus tradiciones particulares. Pese a que el llamado "Boom" latinoamericano se venía incubando desde antes de 100 años de soledad, sus rasgos toman forma definitiva con esta novela, como la ruptura con las formas tradicionales de la novela (nuevas técnicas narrativas), la simultaneidad del lenguaje y de los narradores, y el uso de la novela como "ficción total".
La obra de García Márquez y del Boom tuvo un fuerte impacto en España, donde marcaron a una generación completa de escritores. "Fue una revolución total para lectores y para escritores. Me acuerdo perfectamente de descubrir Cien años de soledad con quince años, en una edición del Círculo de Lectores, y quedarme entusiasmado y sobrecogido", dijo Antonio Muñoz Molina, autor de El jinete polaco.
"Creo que trajeron, simplemente, una nueva forma de contar, una relación más libre con el idioma. Siempre lo he comparado a la llegada de la influencia de Rubén Darío a principios del siglo XX", dice el autor. La escritora hispana Rosa Montero, dice que "había una literatura poderosísima escrita en español, una narrativa tan importante como la más importante del mundo. Me hizo creer en nuestra lengua y sentirme orgullosa de mi cultura", comentó.
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