Histórico

Los capítulos inconclusos de la teoría de Charles Darwin

A 200 años de su nacimiento y a 150 de la publicación de su obra  magistral El Origen de las Especies, las teorías del naturalista inglés se celebran, pero también se revisan en todo el mundo.

La obra de Charles Dariwin quedó incompleta. Muchas de sus ideas base han perdido validez en manos de nuevas teorías evolutivas, sobre todo tomando en cuenta la aparición de los análisis moleculares, el ADN y la genética.

Para comprender su aporte a la ciencia es necesario mirar hacia la fractura que provocó en su época. Darwin ha sido corregido, completado y contradecido por quienes tomaron su idea de la evolución. Sin embargo, su aporte es innegable, sobre todo mirando las condiciones científicas con las que comenzó su teoría.

A 150 años de su publicación más importante, El Origen de las Especies (1859), Darwin es celebrado y revisionado en sus conceptos fundamentales.

1. Derribando el árbol de la vida
Uno de los yerros más grandes de la teoría evolutiva de Charles Darwin es la idea de un ancestro universal del cual las especies habrían surgido, separándose en múltiples formas de vida. Es científicamente inviable que todos los seres vivientes provengan de un único antecesor. La idea de "origen", propuesto en El Origen de las Especies, hoy parece extremadamente difícil, tomando en cuenta el enorme espacio y diversidad presentes en la naturaleza. La idea de una única célula proliferando por todo el mundo no parece acertada en materia de la gran cantidad de organismos vivientes y velocidad necesaria para que aquel fenómeno se llevara a cabo.

La idea de que la vida haya sido originada en múltiples lugares y en distintos espacios de tiempo ha superado a la del árbol de la vida de Darwin. Formas de vida, incluso similares, pudieron aparecer en distintos puntos del planeta y mientras el medio ambiente creara condiciones favorables.

La descripción de Darwin del antecesor, del tronco común a todas las especies ha generado dudas y contradicciones, pero a la vez pie para armar una explicación más convincente. La idea de que todo partió no de una célula, sino de un bosque celular, donde múltiples focos dieron origen a la vida, tiene mucho más asidero.

2. Evolución abrupta
Darwin pensaba que la evolución se daba de manera gradual, por medio de la selección natural. Sin embargo, hoy se sabe que la evolución tiene períodos de gran actividad y otros, comparativamente, de aparente quietud. Esto quiere decir que la evolución da grandes saltos o se detiene en determinados estadios. La evolución no sería gradual ni lineal, las edades geológicas y biológicas de la Tierra harían que diera repentinos, astutos y esquivos saltos. La gran diversidad de especies y las infinitas combinaciones que en ellas se presentan no se podrían explicar con la tesis de la gradualidad, sino que debe ser completada con muchas más variables.

Otra idea darwinista que se desprende de la evolución gradual, desde un origen común, es la de eslabones. Esos puntos perdidos entre una fase y otra de la evolución. Sin embargo, si se considera una evolución, desde varios orígenes, con saltos abruptos no existe necesidad de encontrar dichos eslabones. La idea de intermediarios entre una fase evolutiva y otra desaparece, dando paso a lagunas evolutivas entre las distintas etapas.

Las grandes modificaciones y fracturas geológicas de los continentes también tienen que ver con los saltos evolutivos. La diversidad biológica de ex islas como Australia o Sudamérica  dan cuenta de actividad evolutiva no gradual, sino que explosiva. Ornitorrincos, koalas, anacondas y tapires dan cuenta de esta explosión.

La variable geológica, en definitiva, explicaría la escisión de especies en grupos, donde la selección natural quedaría supeditada a los violentos cambios de la naturaleza.

3. De padre a hijo
En El Origen de las Especies, Darwin propone el árbol de la vida que, desde su raíz hasta sus múltiples ramas, implica que todas las características de una especie se heredan de los ancestros.  "Vemos en la evidencia un profundo vínculo orgánico que prevalece a través del tiempo y el espacio. Este vínculo en mi teoría es, simplemente, heredabilidad", sostuvo el inglés. Su matriz fue seguida fervientemente por científicos alrededor del mundo por muchos años. Intentaron crear árboles que representaran a diversas especies desde el más antiguo ancestro. Esto, con el tiempo y los nuevos conocimientos, fue convirtiéndose en una tarea cada vez más inabarcable.

Lo cierto es que si hoy los biólogos realmente llegaran a lograr dibujarlo, sería muy distinto a la idea inicial de Darwin: su dibujo sería más parecido a una red. Esto,  porque las características, o en los términos que hablamos hoy, la información genética, no se traspasa siempre en forma vertical dentro de la misma especie (de padre a hijo, por ejemplo). Desde los años 90 es conocido por la ciencia que una importante parte del material genético puede ser traspasado desde una especie a otra, lo que se conoce como el traspaso genético horizontal (TGH).

Una forma de TGH que se da en los seres humanos ocurre gracias a la acción de virus. Estos transportan material genético de otras especies y se insertan en la nueva, transfiriéndole información, pero las especies en que el fenómeno de TGH es la regla general son las bacterias, arqueas y eucariotes unicelulares. Ellas represen al 90% de las especies conocidas en la tierra. En el caso de especies pluricelulares como las plantas, existe la hibridización y se da en un 14% de los casos. En los animales se da solo un 10%. Un caso típico de híbrido es la mula, animal en el que se combina el material genético del burro y la yegua. Al igual que la mula, la mayoría de los híbridos son infértiles y los genes relacionados con ello se conocen como Nup96 y Nup160.

4. La nueva competencia
En el proceso de selección natural propuesto por Darwin, las condiciones del medio, como la temperatura o vegetación, llevan a que las especies compitan por subsistir en un entorno, adecuarse a las características de éste. Aquellas variaciones que se adaptan mejor, sobrevivirán, tendrán crías y podrán mantener la especie. Si bien este tipo de competencia no ha sido negada por la ciencia, hoy la propuesta del inglés se combina con otra gran batalla, la que ocurre al interior de un mismo individuo. Cada ser produce millones de óvulos o espermatozoides (según el sexo respectivo) y cada uno de estos gametos, tiene una combinación de genes diferente. Hay genes que tienen la capacidad de hacerse presentes en más de la mitad de los gametos que es lo que el azar les permite.

Esta virtud de los genes, les permite determinar la población de una especie, aún transportando información de características que no sean beneficiosas para el individuo.

Esta "guerra entre genes" se ha visto, por ejemplo, en el caso de los híbridos, pues el gen que provoca la infertilidad se presenta en más del 50% de los gametos de las especies combinadas. De ese modo, se hace casi imposible su reproducción.

Darwin tenía razón, la competencia es cómplice de la selección natural, pero él nunca conoció la existencia de los genes y mucho menos que éstos llegarían a disputarse la posibilidad de prevalecer en el genoma de una especie.

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