Los contrastes de Chernobyl a 30 años de la tragedia
El 26 de abril de 1986 se produjo una explosión en un reactor de la planta, provocando una radiación comparada a 500 bombas de Hiroshima.

En la madrugada del sábado 26 de abril de 1986, una prueba en la planta nuclear de Chernobyl -ubicada a 110 kilómetros al norte de la capital ucraniana, Kiev- se salió de control. A la 01.23 se produjo una reacción en cadena en el corazón del reactor número 4 y un aumento del poder rompió las barras de combustible de uranio. “Fue como un terremoto”, contó Vladimir Evdochenko, un ex operario, citado por la agencia EFE.
En ese minuto, Evdochenko no sabía de la explosión del reactor y que la temperatura del núcleo se había elevado a más de 2.000 grados centígrados, lo que había provocado que el techo de la central, de 1.200 toneladas de peso, saliera volando dejando escapar a la atmósfera una radiación superior a 500 bombas como la de Hiroshima.
“Todo tembló, como un terremoto. Abrí la puerta y miré hacia el reactor número 4, a unos 50 metros, y vi que allí no había luz y del techo caían gotas de agua, había vapor”, contó el joven operario.
La radiación fue detectada en Suecia el lunes por la mañana, sin embargo, durante todo el día las autoridades soviéticas se negaron a aceptar que había ocurrido algo fuera de lo común y recién a las 21.00, tras el anuncio de los diplomáticos suecos que iban a presentar una alerta oficial ante el Organismo Internacional de Energía Atómica, Moscú finalmente emitió un comunicado de cinco frases: “Un accidente ocurrió en la central nuclear de Chernobyl. Uno de los reactores atómicos ha resultado dañado. Se han tomado medidas para eliminar las consecuencias del accidente. Se está otorgando ayuda a las víctimas. Una comisión gubernamental ha sido conformada”.
En un comienzo, la vida siguió con normalidad en Pripyat, el pueblo construido para albergar al personal de la central nuclear y a sus familias, apenas a dos kilómetros de la planta de Chernobyl. La mayoría de sus residentes pasó ese sábado al aire libre, disfrutando de un clima primaveral inusualmente cálido.
El pueblo fue evacuado solo 36 horas después del accidente, mientras que la evacuación de poblados cercanos tomó varios días más. En total, unas 100 mil personas fueron evacuadas en la zona de exclusión comprendida entre la frontera entre Bielorrusia y Ucrania.
El número oficial de muertos tras el accidente fue 31, sin embargo, muchos más murieron debido a la radiación y a enfermedades relacionadas, como el cáncer. El número total de muertos y sus efectos en la salud aún son parte del debate.
Según un artículo del diario inglés Daily Mail, los niños en el pueblo de Pripyat siguen naciendo con altas tasas de enfermedades con deficiencia inmunológica y desórdenes de arritmia cardíaca. Si bien los médicos no han podido establecer un vínculo concluyente con la tragedia, los adultos en la región también sufren altas tasas de enfermedades cardiovasculares y cáncer de tiroides.
“No sabían qué hacer”
Ese fue el caso de la activista Natalia Manzurova, quien tenía 35 años cuando ocurrió el accidente. Ella trabajó, junto a otras 800 mil personas, limpiando la central durante cuatro años y medio en Pripyat. La mujer que aboga por las víctimas de radiación en todo el mundo, tiene la cicatriz de Chernobyl, producto de la remoción de su tiroides producto del cáncer. “Estaba discapacitada a los 43 años. Tenía ataques similares a los de la epilepsia. Mi presión arterial era altísima. Era difícil trabajar más de seis meses al año. Los médicos no sabían qué hacer conmigo, querían ponerme en una clínica psiquiátrica. Finalmente admitieron que era por la radiación”, contó en una entrevista con el sitio estadounidense AOL News.
Pero no todo se relaciona con muertes y enfermedades. Hace tres años científicos y naturalistas señalaron que la zona se iba a convertir en el mayor santuario de vida salvaje de Europa. El área de exclusión, donde vivían más de 120 mil personas antes de 1986, llega a los 2.600 km2. Actualmente, es administrada por el servicio de emergencia de Ucrania y su acceso es restringido.
Pese a la zona de exclusión imperante, todavía hay alrededor de siete mil trabajadores que todos los días van a la planta para ayudar a desmantelarla. Al término de la jornada laboral y antes de irse a sus casas, se les toman pruebas de radiación. Algunos de ellos viven 14 días dentro de la zona de radiación, mientras que otros, unos tres mil aproximadamente, viajan desde otros pueblos aledaños, ubicados fuera del área de riesgo.
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