Histórico

Los secretos del retirado Nalbadian: el argentino que nunca se tomó en serio el tenis

El oriundo de Córdoba, en más de una oportunidad, señaló que "en la vida hay más que tenis". Su afición por el Rally marcó su carrera.

David Nalbandian, que anunció ayer su retiro del tenis, será recordado como uno de los tenistas argentinos más talentosos de las últimas épocas.

Dueño de un revés que generaba suspiros de admiración entre sus colegas y semifinalista al menos en todos los torneos de Grand Slam, Nalbandian jugó siempre con la certeza de sentirse técnicamente superior al resto, aunque no siempre podía -o quería- demostrarlo.

Tercero del ranking mundial en 2006, su mayor éxito fue el título del Masters de 2005 en Shanghai, cuando derrotó al suizo Roger Federer en la final recuperándose de una desventaja de dos sets a cero. Tres años antes había sorprendido llegando a la final de Wimbledon con 20 años, un logro del que el gran nombre del tenis argentino, Guillermo Vilas, estuvo muy lejos.

El final de su carrera a los 31 años no lo encontró como esperaba. "El hombro me duele un poco, principalmente para sacar. No puedo jugar sin sacar", explicó hoy en Buenos Aires el rubio descendiente de armenios, poderoso en lo físico en apariencia, pero profundamente frágil en ese aspecto, con una cadera que le complicó varios de sus mejores años.

La pregunta que el ganador de 11 títulos en el circuito de la ATP nunca terminó de responder es la de si su físico lo traicionaba o en realidad él no lo cuidaba lo suficiente.

Un compañero de generación como Federer vivió -aún lo sigue haciendo- para el tenis hasta convertirse en el jugador más exitoso de la historia. Nalbandian, que en juveniles torturaba con su juego al suizo, al que además derrotó en sus primeros cinco encuentros ya en el circuito, fue la cara opuesta en cuanto a profesionalidad.

Su argumento fue siempre que en la vida hay "más que tenis"

y que él necesitaba disfrutar de esos otros aspectos. Así, en el momento cumbre de su carrera,

con el físico aún a pleno y su tenis a plena marcha, se dedicó a dirigir un equipo de rally

, e incluso a correr. No cuidó su físico al nivel de sus rivales y enloqueció a sus entrenadores.

"No lo entiendo, no lo entiendo", decía uno de ellos días antes de cortar la relación.

Tampoco lo entendió Federer, que cree que Nalbandian no aprovechó a pleno su don para jugar el tenis.

"Perdió muchos partidos que debería haber ganado. Creo que dejó pasar un poco la posibilidad de apuntarle al número uno, en Australia el año pasado", dijo Federer durante una entrevista con la agencia dpa en marzo de 2007.

"Podría haber salido de la cancha como ganador en esa final, quién sabe... Y es por eso que quizás desperdició un poco sus chances, y que después fue hacia abajo. Parece que le es difícil mantener el nivel en toda una temporada", remató el suizo, que definió como "súper jugador" al argentino, "uno de los que más lindo le pega a la pelota".

Amaba la Copa Davis, un torneo que jugaba con pasión y en el que logró importantes triunfos, aunque en el final fuera la gran mancha de una carrera en la que complicó y derrotó a dos grandes como Federer y el Rafael Nadal, buen amigo suyo pese a sus diferentes opuestos: amable y educado el español, arisco y brusco el argentino.

Nalbandian, que mencionaba "ganar la Copa Davis, ganar un Grand Slam o conquistar el oro olímpico" como

los tres objetivos de su carrera, se quedó sin concretar ninguno. En el caso de la Davis fue responsable como en quizás ningún otro.

Argentina, un país obsesionado con ganar la Davis, tuvo la mayor oportunidad de su historia en la final de 2008 ante España en Mar del Plata. Sin Nadal en el equipo rival, los locales eran claros favoritos. Tenían a un experimentado Nalbandian, a un ascendente Juan Martín del Potro y contaban con el apoyo del público.

Nada de eso alcanzó, porque la España de Feliciano López y Fernando Verdasco derrotó a una Argentina desquiciada por la lucha de dinero, poder y egos que libró Nalbandian durante meses e incluso en los mismos días de la final.

Aquella temporada lo encontraría por primera vez fuera del "top ten" tras seis años, y pronto llegaría una operación de cadera y una sucesión de problemas físicos. En 2010 ganaría Washington, pero ni su cuerpo ni, sobre todo, su mente estaban ya en el nivel necesarios, algo que se vio claramente en junio de 2012 en el torneo de Queen's, escenario de uno de los mayores bochornos de la historia del tenis.

Nalbandian estaba en situación de ganar la final sobre el croata Marin Cilic cuando al no alcanzar una derecha perdió la cabeza y pateó un "box" de protección haciendo sangrar la pierna de un juez de línea. Descalificado, aquella fue la última imagen perdurable del jugador que pudo ser mucho más de lo que fue.

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