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Marcia Tambutti, nieta de Salvador Allende: "Mi abuelo era un gran seductor, pero en el sentido más amplio de la palabra"

La nieta de Salvador Allende se refiere a su documental Allende, mi abuelo Allende, el único largometraje chileno seleccionado para competir en el Festival de Cannes, que va del 13 al 24 de mayo.

Nadie lo esperaba. No era el objetivo principal de sus creadores. Nacido como una búsqueda curiosa e incansable de rastros familiares, el documental Allende, mi abuelo Allende terminó hoy de dar una sorpresa insospechada a su directora: el Festival de Cannes anunció que había sido seleccionado en la sección Quincena de Realizadores, la misma donde antes estuvieron las cintas locales No y La danza de la realidad.  El filme será el único largometraje chileno en el encuentro de cine más importante del mundo. Las otras dos participaciones son de cortometrajes: el proyecto Chilefactory, también en la Quincena, y la cinta Locas perdidas en la muestra Cinéfondation.

Realizado durante largos y arduos ocho años de trabajo, la cinta de Marcia Tambutti, nieta de Salvador Allende e hija de la senadora Isabel Allende, pretende abordar el aspecto íntimo del personaje, dejando en segundo plano su conocido perfil político. Antes de empezar a rodar, Marcia Tambutti (que se crió en México) se topó con el obstáculo más singular: sus propios parientes. “Había una paradoja en mi familia. Sólo se hablaba de Allende, pero en su dimensión política. No en su dimensión humana. Todos los esfuerzos se concentraban en  velar por su legado, en enfocar su figura en la dirección de la lucha por los derechos humanos”, cuenta en la casa de la calle Guardia Vieja, donde su madre Isabel Allende.

“Al llegar a Chile después del exilio tenía la esperanza de que acá sí íbamos a hablar más de mi abuelo, de que tocaríamos cosas pedestres del tipo ‘aquí tu abuelo se mandaba a hacer los trajes”, o ‘repitamos los paseos que hacíamos con él hacia el cerro San Cristóbal’, etcétera. Pero no”.

¿Por qué les costaba hablar del tema?

“Porque me di cuenta de que había ciertos dolores familiares, que se remontan incluso hasta antes del golpe y la gente suele no hablar de lo que le provoca sufrimiento y dolor. Por suerte, siempre habrá nuevas generaciones que quieran escarbar en la memoria”.

¿Cuál era el dolor más grande?

Probablemente fue la muerte de mi tía Tati (Beatriz Allende, la hija menor del presidente).

Entre los entrevistados, usted también tuvo a su abuela Hortensia Bussi, que murió en el 2009, y a su hermano Gonzalo Meza, que falleció en  el 2010. ¿Cómo afectaron esos hechos al documental?

Obviamente las muertes influyeron. Sin embargo, finalmente todo esto es un proceso dinámico  y fuimos capaces de lograr muchas capas de entendimiento y significados en la obra. Creo que si mi hermano estuviera vivo, estaría muy orgulloso de que la película está ahora a punto de estrenarse en el Festival de Cannes. No tengo dudas de eso.

¿Logró resolver todas las dudas que tenía acerca de su abuelo al hacer la película?

Es difícil decirlo. Logré contestar varias, pero creo que se me abrieron muchas más. Sin embargo, una de las  cosas que me quedó muy patente en esta investigación es el nivel de empatía que el Chicho (Salvador Allende) generaba. Me parece que tenía una capacidad de escuchar al otro y de conectar con la gente sólo propia de un líder. Estuve con personas que  tenían apenas nueve años al momento de conocerlo y  tenían viva una imagen de él. Por ejemplo, regalando chocolates. O yendo a visitar a alguien a un hospital a las nueve de la noche. Era capaz de recordar todos los nombres de los hijos de sus amigos e incluso tenía libretas con las fechas de cumpleaños de ellos.

¿Fue muy difícil lograr que Hortensia Bussi hablara de la intimidad de Allende?

La verdad es que filmamos  muchos encuentros con ella. La grabé en el living de la casa, en su cama, en el patio. Creo que mi abuela era la maestra de los silencios. Pensaba que yo estaba obsesionada con las campañas de Allende, por ejemplo.

¿Tocaron el tema de su relación con las mujeres?

Bueno, el era un tipo muy galante y, sin duda, un seductor en el amplio sentido de la palabra. Ejercía y sentía una atracción muy fuerte hacia el sexo opuesto. Pero también era seductor en términos políticos, capaz incluso de traerse a personas del área militar a su gabinete. Ahora bien, desde el punto de vista pasional, si se lo quiere llamar de alguna forma, traté de abordar a Allende de una manera más profunda, evitando la farándula. Existe esa imagen falsa de él como si hubiera sido un James Bond, pero no es así.

¿Tocaron el tema de su relación con su secretaria Payita?

A mi abuela no le pregunté por eso. No en esos términos al menos. Traté de hablar, en general, de los dolores que a mi familia le han impedido referirse a mi abuelo.

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