Muere Zaha Hadid, la mujer fuerte de la arquitectura mundial
La primera arquitecta en ganar el Premio Pritzker sufrió un ataque al corazón. Tenía 65 años.
No fueron tiempos fáciles para Zaha Hadid. La célebre arquitecta, la llamada “reina de la curva”, debió en estos últimos años lidiar con la resistencia mediática y la de sus propios colegas, por dos de sus diseños: los Estadios Olímpicos de Tokio y Qatar, a inaugurarse en 2020 y 2022 respectivamente.
El primero congregó a más de 100 arquitectos japoneses, entre ellos Toyo Ito y Sou Fujimoto, quienes cuestionaron el alto costo del proyecto y su excesiva escala, la que superaba en más de 70 metros la línea de la ciudad. Tras ser presionada para cambiar el diseño, en julio de 2015 el primer ministro japonés decidió dejarla fuera, esgrimiendo problemas con la empresa constructora. En tanto, el segundo, desató la ira de la arquitecta luego de ser comparado con una vagina. “Es realmente vergonzoso que me vengan con una tontería como esa. Si el proyecto fuese de un hombre no estarían haciendo esas comparaciones”, lanzó a la revista Time en 2013. Al año siguiente vino algo peor: su oficina fue responsabilizada por la muerte de más de 300 obreros, hecho no comprobado, pero publicado en el New York Review of Book. Hadid demandó por difamación, y ganó.
Sin embargo, la arquitecta convertida en 2004 en la primera mujer en recibir el Premio Pritzker, el Nobel de la disciplina, no podrá seguir luchando por sus obras. Ayer, la nacionalizada británica de origen iraquí falleció súbitamente de un ataque cardíaco, mientras se encontraba hospitalizada en Miami a causa de una bronquitis. Tenía 65 años.
“Zaha Hadid era una mujer inspiradora, el tipo de arquitecto que uno sueña ser. Visionaria y altamente experimental, su legado es formidable”, dijo Jane Duncan, presidenta del Royal Institut of British Architects, que en febrero pasado le otorgó la medalla de oro por su carrera.
Descrita como una persona enérgica, obsesiva y arrogante, Hadid debió desde siempre luchar para hacer valer su visión de la arquitectura. Discípula de Rem Koolhaas, en los 90 era sólo una promesa, conocida por diseños de vanguardia que no eran capaces de traspasar el papel, debido a la desconfianza que suscitaba construir sus complejas formas. El estigma la persiguió por años, hasta que en 1993 logró levantar su primer proyecto grande: la Estación de Bomberos Vitra en Weil am Rhein, Alemania, que le dio la confianza que necesitaba para despegar su carrera.
Tras concluir cuatro proyectos más, Hadid recibió el Pritzker y pasó a la historia. Hoy, más de una veintena de edificios llevan su firma, entre los más destacados está el Centro de Arte Contemporáneo Rosenthal en Cincinnati, EEUU (2003); MAXXI, el primer museo de arte contemporáneo en Roma (2010); el Palacio de la Opera de Cantón (2010), y el Centro Acuático de Londres, inaugurado para los Juegos Olímpicos de 2012. Todos comparten la osadía en las formas y un dinamismo que fluye con elegancia.
“Durante tres décadas (Hadid ) se ha aventurado en lo que pocos se atreven. Tal confianza es aceptada en cineastas y entrenadores de fútbol, pero a los arquitectos los hace sentir incómodos”, señaló sobre ella el arquitecto Peter Cook al diario británico The Guardian.
La conexión chilena
Nacida en Bagdad en 1950, Hadid estudió matemáticas en la Universidad Americana de Beirut antes de lanzarse a ser arquitecta en Londres. “Estudié en la Architectural Association... Quizás fue mi extravagancia, más que el hecho de ser mujer, la razón por la que nunca encajé completamente en la cultura”, dijo en una entrevista a La Tercera en 2007.
Miembro de la generación de los 60, Hadid admiraba el deconstructivismo ruso, influencia que unida a su estilo personal resultaron en estramabóticos dibujos, los que a fines de los 80 fueron difundidos en prestigiosas publicaciones. Estas llegaron incluso a Chile. Por eso en 1991 Zaha Hadid fue invitada a la Bienal de Arquitectura local y dio una charla en el Museo de Bellas Artes. “Para mi sorpresa ella fue como una estrella de cine acá. El auditorio se llenó de estudiantes que le pedían firmar sus libros”, recuerda el arquitecto Rodrigo Pérez de Arce, quien fue el nexo para invitar a Hadid, ya que ambos eran profesores en la Architectural Association.
Hace sólo unos años, la iraquí volvió a contactarlo para que la asesorara en la Remodelación del Eje Alameda Providencia, concurso en el que participó junto a una contraparte chilena y por la que recibió sólo una mención honrosa. El primer lugar se lo llevó la oficina nacional Lyon Bosch Arquitectos. “Soy crítico de sus últimos proyectos, creo que sus edificios son más ejercicios de diseño que arquitectura. Sin embargo, no se puede negar su increíble talento. Más allá de los edificios, diseñó joyas, muebles y su propia ropa. Era una diva de carácter fuerte y pensamiento libre”, agrega Pérez de Arce.
Para el decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo, Pablo Allard, el gran mérito de Hadid fue abrir puertas a partir de su creatividad. “Ella desafió la industria de la construcción y de la ingeniería. Su visión ayudó a expandir los límites de la arquitectura. Ese es su gran legado”, señala.
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