Narciso Rodríguez: Minimalismo latino
<img border="0" alt="" width="50" height="15" src="http://static.latercera.cl/200811/193770.jpg " /><br /> En entrevista exclusiva, el diseñador explica el porqué de su elegante propuesta centrada en el blanco y el negro

Alegría caribeña. Optimismo. Sensualidad latina. Tradicionalmente, estos tres conceptos se asocian a ropa llena de escotes, vuelos, piel descubierta, colores intensos como el fucsia o el calipso y estampados floreados. Por lo mismo, ahora que el barómetro económico anuncia un clima más bien tormentoso, no son pocos los diseñadores de moda que han creado colecciones inspiradas en la colorida estética del Caribe. Subir el ánimo -y las ventas- es su idea. Claro que Narciso Rodríguez no está de acuerdo.
Este famoso diseñador norteamericano nacido en 1961, hijo único de una pareja de inmigrantes cubanos, está convencido de que sus colecciones no traicionan su origen caribeño, pese a que usualmente están tapizadas por vestidos de líneas clásicas en tonos puros y austeros como el blanco, el negro y el beige. Tonos que tradicionalmente están asociados a un look urbano y minimalista como el de Nueva York.
Su propuesta, dice, se fundamenta en un concepto menos estereotipado y superficial de lo que es la mujer latina y, también, de lo que se entiende por alegría. Por eso, potencia los tonos básicos a través de telas lujosas y cortes sutilmente agresivos, pensados para usuarias con mucha personalidad. Eso lo llevó a lograr que la revista Time lo nombrara como uno de los 25 latinos más influyentes en Estados Unidos. "Mi herencia latina se expresa en la manera en que yo percibo a las mujeres: como individuos muy fuertes y personas seguras de sí mismas. Las latinas, además, son muy sensuales y elegantes. Las respeto profundamente y estoy consciente de su inherente belleza", explica.
-Usted declaró que su colección para la primavera 2009 es una fórmula antiestrés. ¿Por qué?
-Quiero que pase la negatividad que nos está rodeando hoy. Una colección siempre es reflejo de lo que está pasando por la cabeza de su diseñador. Hoy me siento más relajado, feliz y optimista. Quise hacer una moda que fuera muy usable, porque me interesa ayudar a las personas a sentirse bien con lo que llevan puesto y mostrar ese optimismo y seguridad al vestirse. He escogido el blanco y el negro porque estos colores me permiten crear líneas o formas puras, potentes y acordes con la fuerza que veo en la mujer en general y en la latina en particular.
Han sido justamente dos mujeres con esas cualidades las encargadas de acrecentar la fama de este diseñador, luego de escoger sus vestidos para ocasiones en las que sabían que tendrían los ojos del mundo puestos encima. La primera fue Carolyn Bessette, en 1996, cuando lució un sinuoso vestido para su matrimonio con el abogado y editor John F. Kennedy Jr. Al respecto, afirma: "Carolyn era simplemente una de mis amigas más queridas; haber sido parte de un momento tan importante en su vida fue una bendición para mí en lo personal y en lo profesional". Razones tiene para decirlo: un año después, catapultó su carrera con su primer desfile internacional, el que decidió realizar en una de las Mecas de la moda europea: Milán (antes, este graduado de la prestigiosa Parsons School of Design de Nueva York había trabajado con bastante éxito para Donna Karan, Calvin Klein, Anne Klein, Cerutti y Loewe. Pero de marcas propias, nada).
La segunda fue Michelle Obama, quien escogió un vestido en negro y rojo de la colección presentada en septiembre de 2008 en la Semana de la Moda de Nueva York, para celebrar la elección de su marido como el primer presidente negro de Estados Unidos. No hubo un solo diario en el mundo que no publicara la foto de la futura primera dama en el escenario del Grant Park de Chicago con ese vestido, lo que despertó el comidillo -a favor y en contra de ese diseño- en el mundillo fashion. "Ella es una mujer fuerte y hermosa que tiene mucha claridad con respecto a lo que es; por eso fue un honor para mí que me haya escogido para una ocasión de tanta importancia histórica", dice Narciso, orgulloso.
Otras mujeres famosas que Rodríguez cuenta entre sus clientas son dos latinas reconocidamente sexies: la brasileña Sonia Braga y la actriz Salma Hayek. También otras cuyo estilo es tan comentado como imitado: Claire Danes, Charlize Theron y Sarah Jessica Parker.
En coherencia total con su visión de la mujer, este diseñador, conocido como "el maestro de las prendas estructuradas", le hace el quite a la sensualidad facilista centrada en las obvias curvas y los escotes. Desde sus inicios, el diseñador ha jugado con el misterioso atractivo que despierta la ropa levemente ambigua, en la que los límites entre lo masculino y lo femenino no están tan definidos.
Esto es particularmente visible en su colección para el Otoño-Invierno, presentada en Nueva York en diciembre pasado. En ella se vieron desfilar tuxedos ultra femeninos y chaquetas que abrazaban el torso como una segunda piel y que renovaban el concepto del traje sastre. Sobre esa colección, Nicole Phelps, redactora de Style.com, apuntó que el diseñador había logrado un cometido difícil: enfocarse en la sastrería y, al mismo tiempo, ampliar el sex appeal.
"Desde el principio he inspirado mi trabajo en el vestir masculino; pongo el foco en el balance entre los elementos duros y los blandos", explica Narciso. "Esta vez, quise reflejar belleza y romance a partir de cosas que pueden parecer 'peligrosas', para crear un mundo sensual que es a la vez crudo y elegante. El feeling masculino es al mismo tiempo sexy y cool".
ANTI TENDENCIAS
Ni fast-fashion ni slow fashion ni eco fashion. Narciso Rodríguez ha merecido por dos años consecutivos (2005 y 2006) el premio al diseño femenino que entrega el Council of Fashion Designers of America -la más importante de su país- por su sello clásico y por ser más cercano a la mujer real que al show de las pasarelas.
Narciso se preocupa, además, de que cada uno de sus productos reflejen atemporalidad. Ejemplo de este valor son sus perfumes For Her (2003) y For Him (2007), que están más vigentes que nunca. "En la moda actual, parece haber espacio para cualquier cosa. Pero no me interesa la ropa desechable. Lo más importante para mí es la originalidad, pero también la longevidad; me gusta el diseño novedoso pero bien pensado que perdura en el tiempo. Valoro el estilo inteligente que entrega soluciones para la vida que llevamos hoy".
-¿Han cambiado las mujeres en relación a su consumo de moda?
-Sí. Los hábitos de consumo ya no son los mismos. Las tendencias tienen poca importancia hoy. Las mujeres tienen tanto de qué preocuparse que no les queda tiempo para obsesionarse con la moda. Quieren ropa simple, abordable y elegante; quieren looks que perduren de un año para otro. Hoy, ellas tienen un acercamiento más realista hacia la moda.
-El boom de blogs que recogen la moda callejera responde a esta necesidad. Como diseñador de elite, ¿qué opinión tiene sobre ellos?
-Pienso que varían mucho en calidad, como sucede con casi todas las expresiones de creatividad. Algunos son muy interesantes, y trato de visitarlos cada cierto tiempo. Pero me atrae más conocer lo que ocurre realmente en las calles que lo que se diga sobre ello en las opiniones y posteos.
En su colección para la Primavera-Verano 2009, su visión de ropa "real" se traduce en una propuesta que rescata el concepto de la austeridad, convidada de piedra en los clósets afectados por la crisis económica. Pero, al mismo tiempo, posee una visión de largo plazo que trasciende el contexto actual y le da una vigencia permanente.
Como siempre, Rodríguez creó un conjunto de vestidos y trajes para ocasiones semiformales, aunque también hay vestidos de alta noche y algunas prendas para lucir bajo el sol. El acento del año está puesto en las rayas negras, en estampados o piezas armadas a punta de telas cosidas. Con ellas se articula una colección que deja piel a la vista en lugares inusuales del torso y la espalda. Cortes diagonales marcan las curvas femeninas con sutileza, mientras las telas se cruzan sobre el busto y dan lugar a escotes más geométricos que sensuales. El blanco y el negro reinan, aunque también se abrió la puerta al rojo y, en menor escala, al verde.
Las chaquetas son rectas, tipo saco. Mezclan cortes de los años 80 con otros muy noventeros y forman prendas que, sin duda, serán amadas por las mujeres que buscan buenas inversiones a la hora de comprar moda. Las faldas, que en su mayoría llegan justo sobre la rodilla, son amplias y cómodas; los zapatos, abotinados.
Y sí: ya se sabe algo de su propuesta para el otoño 2010 en el Hemisferio Sur. Su colección de pre-temporada (se llama Pre-Fall) mantiene los escotes cruzados y los torsos marcados por líneas de tela, pero se la juega por el monocolor al incluir vestidos a la rodilla de texturas sedosas en potentes rojos o morados, con medias y zapatos al tono.
-¿Qué es más importante para usted: las texturas, las telas, o la silueta, el corte, las formas?
-El diseño es para mí un proceso muy fluido que a veces puede parecer arbitrario, pero que finalmente tiene un foco claro. En ocasiones, un pedazo de tela puede gatillar todo el proceso; a veces es una forma la que comienza todo; en otras se da una combinación de las dos cosas. Decir que una es más importante que la otra resulta imposible. Lo impredecible es lo que va determinando la evolución del trabajo.
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