Señor director:

La nueva Ley de Discapacidad, en lo personal, me llena de esperanza. Nací con mis brazos y piernas incompletos producto de un síndrome llamado Meromelía, y creo que la nueva ley se hizo como ejemplo de unidad nacional. Se escuchó a las personas con discapacidad y sus organizaciones, y para redactarla no corrieron colores políticos.

Con esta ley se crea el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis), entidad que hará mucho más de lo que la actual ley faculta a Fonadis en materia de inclusión. Es necesario que Senadis pueda luchar por articular una política pública más efectiva, ya que hoy muchas personas con discapacidad están cesantes, no acceden a los estudios ni al transporte público. Espero que, además, podamos hacer algo por las madres de estas personas: muchas de ellas no duermen, porque no saben qué será de sus hijos cuando ellas no estén.

La nueva ley será crucial para dar cumplimiento a la convención internacional de derechos humanos de las personas con discapacidad. Será letra muerta si los chilenos no la respetamos, como pasa con los estacionamientos reservados. Necesitamos que vuelva a existir la comisión de discapacidad en la  Cámara de Diputados, porque se requerirá de mayor fiscalización y un mejoramiento de otras leyes. Esto es necesario, porque cuando algunos chilenos no son incluidos, la democracia no es plena.

Carlos Kaiser