La primera ministra australiana, Julia Gillard, seguirá al frente del gobierno en un segundo mandato, gracias al apoyo anunciado hoy por los independientes a su Partido Laborista.

La noticia pone fin a más de dos semanas de negociaciones para formar gobierno tras las elecciones del 21 de agosto, que terminaron con un ajustado resultado entre los laboristas de Gillard y la oposición conservadora de Tony Abbott.

"Los laboristas está preparados formar un gobierno estable, efectivo y seguro durante los próximos tres años", dijo Gillard.

Abbott, por su parte, admitió que se sintió "optimista y pesimista, excitado y desalentado", según se desarrollaban los acontecimientos durante la pasada noche.

Según los resultados definitivos, Abbott ganó los comicios con un 50 por ciento de los votos, frente al 49 por ciento logrado por Gillard. Sin embargo, ninguna de las dos formaciones logró los 76 escaños necesarios para asegurarse el gobierno.

Desde entonces, los dos grupos intentaron conquistar a los independientes. Dos de ellos anunciaron hoy su apoyo a los laboristas, cerrando así 17 días de negociaciones.

Los dos independientes que dieron su voto a Gillard representan al electorado rural que normalmente da su voto a los conservadores.

El nuevo gobierno de Gillard será el primero en minoría en los últimos 70 años, algo que no parece gustar a los australianos: según las encuestas, la mayoría habría preferido nuevas elecciones.

El Ejecutivo de Gillard podría verse sometido a presiones, sobre todo por parte de los verdes, que también le dieron su voto.

Gillard llegó al gobierno del país tan sólo tres semanas antes de los comicios, después de dar un golpe de mano dentro de su propio partido y obligar a dimitir al hasta entonces primer ministro, Kevin Rudd, que podría convertirse ahora en titular de Exteriores.