Histórico

Richard Ford: "La literatura ha sido una forma de instruirme ante la vida"

Llega a Chile Canadá, una novela que Ford partió escribiendo hace 20 años y que relata la crisis de una familia tras robar un banco.

Dio largos paseos por Santiago de la mano de su esposa, miró la ciudad desde la cima del San Cristóbal y recorrió los cerros de Valparaíso. Cuando estuvo en Chile en 2009, Richard Ford (69) fue un turista feliz. Venía ligero: recién había terminado su trilogía de novelas sobre Frank Bascombe, más de mil 500 páginas sobre la clase media americana. Muchas brillantes. Más en broma que en serio, decía que quizás ya no tenía nada más que decir. Pero tenía. Desde fines de los 80, llevaba notas sobre un quinceañero que inesperadamente tenía que tomar las riendas de su vida. Incluso acá en Chile, Ford siguió pensando en esa historia que no sabía terminar.

"Recuerdo muchas cosas buenas de Chile. Ciertamente volvería", dice Ford a La Tercera. Invitado por el seminario La Ciudad y las Palabras de la Universidad Católica, el compañero de generación de Raymond Carver y Tobias Wolff, se movió por nuestro país llevando siempre una pequeña libreta de tapas rojas: en cada momento que pudo, sumó apuntes para la historia de ese quinceañero, una novela que siempre supo que se llamaría Canadá.

"Primero contaré lo del robo que cometieron mis padres. Y luego de los asesinatos, que vinieron después", empieza el libro, en que Ford toma la voz de Dell Persons, un profesor de literatura que recuerda cómo en los inicios de los 60 su familia se quebró cuando sus padres, ciudadanos comunes y corrientes, no pudieron lidiar con la desesperación cotidiana y robaron un banco. Recién en librerías locales, Canadá llega antecedida por los elogios que suele recibir Ford: "Esta es una de las primeras grandes novelas del siglo XXI", aseguró John Banville.

El autor de El periodista deportivo cuenta que en 1989 escribió unas 12 páginas que luego se convertirían en las 500 que hoy dan forma a Canadá: "Puse esas páginas en un sobre y lo metí en el freezer de todos los refrigeradores de todas las casas en que vivimos. Por años fui agregando notas al paquete. Nunca las leí, tampoco las páginas originales, ni siquiera intenté trabajar en la historia. Nunca. En 2008, saqué el paquete y encontré muchas, muchas notas esperándome", dice.

En Canadá Ford retrata a la fallida familia Parsons y el robo que les cambió la vida. Un robo tonto y mal organizado. Mientras a los padres los pesca la policía, la hermana gemela de Dell se escapa. El termina con un hermano de una amiga de su madre, en un pueblo de Canadá: "Un lugar hecho para el asesinato, un lugar de promesas abandonadas". Ahí llegan los asesinatos.

Lejos del mundo sólido que construyó Ford con Bascombe en El periodista deportivo, El día de la independencia y Acción de gracias, acá reaparece el universo precario de los cuentos de Rock Springs: como en esas historias, en Canadá también los personajes son unos solitarios que avanzan a oscuras improvisando. "Los acontecimientos que te cambian la vida a menudo no parecen que lo son", insiste Dell.

¿De dónde viene la soledad que recorre la novela? ¿Es un eco del EE.UU. del norte en los 60?

No era mi intención comentar la vida americana en los 60. Solo quise hablar de un momento inestable de nuestra historia. Como sea, yo no sentí soledad al escribir este libro. Sí creo, como Emerson, que la soledad subyace a todos. Pero no es una soledad dolorosa. También creo que esta historia está escrita para un lector que puede hallar algo valioso para su vida.

"Hay quien quiere ser presidente de un banco. Y hay quien quiere robar un banco", se lee en Canadá. ¿Que elegiría usted?

Ninguna. Hice algunos robos cuando era joven y fue muy excitante. Pero mis amigos que estuvieron conmigo en esos robos finalmente fueron a la cárcel. Y, al igual que los Parsons, a los ladrones de bancos casi siempre los pillan. Elijo cualquier tercera opción.

¿Hay algo de su propia vida adolescente en el personaje de Dell?

Los personajes vienen de la imaginación la observación de la cultura y fragmentos de la propia vida. Supongo que Dell tiene algo de mi vida. Mi vida fue precaria en mi adolescencia. Mi padre murió; mi madre no tenía mucho apoyo. Me metí en problemas con la policía. Me iba mal en el colegio.

Dell se convierte en un gran lector. ¿La literatura puede ser un refugio?

Lo es para Dell, por extensión. Pero él lee para obtener una instrucción ante la vida, de la misma forma que lo hago yo con la literatura. No lee simplemente para evadirse o escapar de la vida. El lee (y luego enseña) grandes novelas. Para mí la literatura también ha sido un modo de instruirme.

¿Echa de menos a Frank Bascombe?

Escribí largas historia sobre Frank y pretendo publicar el próximo año un libro llamado Let me be Frank with you. Supongo que sí extrañé escribir como Frank, lo que es muy diferente de echarlo de menos a él. Todos los escritores queremos que los lectores experimenten a los personajes como algo muy cercano a una persona real; sin embargo, para nosotros nunca logran ser tan persuasivos. Al menos, no para mí.

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