Doce años debió esperar Rusia para regresar a un Mundial, luego de su débil actuación en Corea-Japón 2002, en donde no pudo sobrepasar la fase de grupos.

Gran parte de este éxito está cimentado en la labor que realiza su entrenador Fabio Capello, quien refundó a esta selección luego del fracaso de la Eurocopa 2012, en la que tampoco superó la primera fase.

El técnico italiano impuso disciplina y exigencia, y no le tembló la mano para marginar a la figura del equipo, Andrei Arshavin, por no mostrar compromiso en los partidos. Esa fue la clave que motivó que los euroasiáticos clasificaran sin problemas en su grupo a Brasil 2014, incluso por sobre Portugal, al que enviaron a jugar el repechaje contra Suecia.

"Es duro y exigente. La disciplina es lo más importante para él", dice el volante Oleg Shatov sobre Capello. Luego añade que "si un jugador está en la barrera y se da vuelta, él dirá que no tolerará eso en su equipo. Si dices que tienes miedo, puedes salir y ser reemplazado por otro jugador".

El ex DT de Inglaterra formó un equipo completamente local, pues ninguno de sus 23 seleccionados juega en el extranjero.

"Fabio es un gran entrenador, que tiene una tremenda personalidad. Ha ganado muchos títulos y ha entrenado a grandes equipos. El es nuestra principal estrella", comenta el defensor Vasili Berezutskiy.

Capello tiene claro su objetivo: llegar de la mejor forma al próximo Mundial, el que se jugará en Rusia, y que marcará el fin de su carrera como entrenador.

"Este torneo es un ensayo para el 2018. La experiencia que lograremos ahora nos ayudará para más adelante", asegura. Su meta, por ahora, será superar la primera fase, la que no pasan desde México 86, cuando era la Unión Soviética.