Opinión

Afide: otra empresa estatal que aumenta el riesgo fiscal y aporta poco

En la foto: La Comisión de Economía de la Cámara de Diputados aborda el proyecto que crea el Afide.

Cuando la situación económica del hogar está complicada, los gastos superan a los ingresos y se acumula la deuda, una familia intenta ajustar sus gastos a los ingresos que realmente tiene (y no a los que sueña) y, al mismo tiempo, evita asumir más riesgos que expongan a los suyos.

Una situación similar atraviesa la situación fiscal de nuestro país, que el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) ha catalogado como de creciente “estrés fiscal”. Por eso, cuesta entender que el proyecto de ley que crea una nueva empresa estatal, la Agencia de Financiamiento e Inversión para el Desarrollo (Afide), siga avanzando en su tramitación en el Congreso.

El propósito de la nueva estatal Afide es administrar los programas actuales de garantía y financiamiento de Corfo, la participación en capital de riesgo y, además, participar en créditos sindicados y directos junto con otras instituciones financieras.

Como Comisión Asesora para Reformas Estructurales al Gasto Público (la Comisión), si bien no nos pronunciamos sobre un proyecto de ley en particular, fuimos claros en señalar que, antes de seguir creando nuevas instituciones que generen más presión de gasto, en el contexto fiscal actual, se debe primero buscar mejorar lo que existe “objetivando indicadores que orienten o inhiban la creación de nuevas instituciones”. Y, al mismo tiempo, respecto a las necesidades de financiamiento (“bajo la línea”) advertimos que resulta “importante limitarlas y mantenerlas dentro de márgenes prudentes, reforzando el control de la deuda pública”, recomendación que fue ratificada recientemente por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Afide choca frontalmente con estas recomendaciones. Su justificación técnica para aumentar la burocracia es débil: solo el 3% de las operaciones —los créditos sindicados— no las realiza hoy Corfo.

Con el informe financiero que acompaña el proyecto de ley, no es posible que los parlamentarios tomen una decisión fiscalmente responsable. No incorpora un modelo financiero, un requisito básico que cualquier directorio privado que cuida los recursos de sus dueños exigiría para evaluar la viabilidad de un proyecto. Pero claro, parece que el estándar es distinto cuando se trata de los recursos de todos los chilenos. No conocemos sus resultados esperados ni sus escenarios alternativos para estimar las necesidades potenciales de capital en el futuro.

La autorización del apalancamiento que se le permite a Afide, que hoy no la tiene Corfo, aumentará la deuda pública y la exposición del Fisco por su “garantía implícita”. Hoy, la deuda del Estado de Chile ya alcanza el 60,6% del PIB, quince puntos por encima del umbral prudente del 45%. Y, como ya ocurrió con BancoEstado, la historia muestra que, tarde o temprano, esas empresas requerirán más capital (US$ 1.500 millones adicionales por Basilea III).

El Banco Central advierte que imponer a Afide los mismos estándares de capital que los bancos podría resultar contraproducente para los fines propuestos, toda vez que la banca tradicional ha enfrentado dificultades al evaluar el riesgo de financiamiento de proyectos de inversión como los que la Agencia pretende financiar. Además, no se especifica si las garantías de Afide serán mitigadoras de provisiones para créditos que otorgue la banca, en las mismas condiciones que Corfo y Fogape. No cabe duda de que, entre una garantía de Corfo y otra de Afide, como empresa estatal recién creada, los intermediarios valorarán más la primera y, eventualmente, el regulador podría considerarla un mitigador de provisiones más débil. De confirmarse, con seguridad tendría un efecto negativo en las colocaciones de créditos para pymes.

Entonces, ¿cuál es la opción a la creación de una nueva empresa estatal? (1) impulsar una profunda modernización de la Corfo, incluyendo su gobierno corporativo; (2) traspasar la administración de los fondos de garantía a la administración de Fogape que tienen supervisión; (3) autorizar nuevamente a Corfo, como se hizo en el pasado en la ley de “Mercado de Capitales 3” poder invertir en cuotas de fondos de capital de riesgo; y (4) pilotear, con la actual facultad que tiene Corfo, la incursión en créditos sindicados en proyectos innovadores, junto a organismos multilaterales.

Cuando el presupuesto del hogar no alcanza, nadie abre una nueva cuenta corriente para endeudarse más ni genera una nueva presión de gasto; por el contrario, los ajusta.

El resultado de Afide será: más deuda, mayor riesgo fiscal, mayor burocracia, escaso valor agregado y, de confirmarse, menor acceso al crédito para las pymes.

*El autor de la columna es académico de la Universidad de Los Andes, director del Instituto Libertad y exdirector de Presupuestos

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