Anticipémonos



Por Óscar Guillermo Garretón, economista

No es problema solo nuestro, pero, desde ya tiempo, mostramos una abismante incapacidad para anticipar lo que se nos viene. No se previó el 18/O; sorprendió incluso a quienes lo detonaron. No se previó el impacto sumado de esa asonada social seguida por la pandemia y así fuimos de goteo en goteo, respondiendo siempre tarde a la gente. Son sellos de gobierno y oposición. Lo del 10% de las AFP es una buena manera de negar el futuro, de no presionar al gobierno por más ayuda, metiendo mano al bolsillo de los chilenos, aunque los empobrezca aun más. En esto de no anticipar la consecuencia de lo que hace, el propio Presidente ha dictado cátedra.

Necesitamos salir de nuestro ensimismamiento localista, para anticipar lo que se nos viene. Los miles de millones de dólares en ayudas gubernamentales, más el desfondamiento de ahorros personales (los en AFP o en el chanchito de la casa), sin duda ayudan a paliar hoy la crisis, pero lanzan una cortina de humo sobre el futuro. Ayudan a esconder la magnitud sísmica del cambio que se viene en Chile y el mundo. Muchas de las pasionales disputas de hoy, sonarán ridículas dentro de poco; también irresponsables, por abstraerse en lo que ya dejó de importar. Viviremos en corto tiempo la destrucción schumpeteriana de mucho que conocemos, la aceleración de procesos hasta ahora solo anunciados y sorpresas propias del vértigo con que cambia una humanidad sometida a presión.

¿Alguien duda que ya es pasado el Chile de septiembre de 2019? Pero solo un ciego autorreferido puede sentirse ufano diciendo “Chile cambió”. El mundo cambió y ese cambio marcará a Chile mucho más que el 18/O. ¿Alguien imaginó que en meses unos 2.500 millones de seres humanos pasaron a teletrabajo, que eso en parte se mantendrá, que por ende el concepto de casa, oficina y ciudad cambió? Sectores completos de la economía mundial dejarán de existir o tendrán muy larga convalecencia, como turismo, entretención y gastronomía. Muchos de los empleos perdidos no se recuperarán. Otros sectores acelerarán su curso y generarán nuevos empleos: la economía digital y la inteligencia digital, las biociencias y la alimentación sana, el “delivery”, pero a poco andar con drones más que “motoboy”, el transporte más individual que colectivo y sin conductor (quizás aéreo, pero en otra industria aeronáutica), lo que incida en el calentamiento global (conectividad eléctrica versus combustible fósil, energías renovables), trabajo internacional gracias al teletrabajo, etc.

El mundo enfrenta el derrumbe de mucho de lo existente y la construcción de algo apenas vislumbrado. Viene llegando. Analistas anuncian a América Latina como candidato a paria en él. Para no serlo, necesitamos una sociedad viva, volcada en las dinámicas de futuro, no paralizada en la violencia; y liderazgos políticos, distintos a los que han intentado acostumbrarnos, con visión de país y global.

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