Bassa y justo medio


SEÑOR DIRECTOR

Cuando el Sr. Bassa, al día siguiente de una disputada elección, y haciendo uso de su temporal poder, se pone a disposición del candidato Boric, hace muy mal. Ayuda a dividir más.

Hoy el ser recto para dirigir y dirigirse es tener valor para obrar por el país y no solo por una parte del mosaico social, el que podemos apreciar repleto de blancos y negros. Un deber de todo quien dirige desde la altura del señor Bassa debiera ser el convertirse en un guía libre del fanatismo, más aún cuando se le ha dado el privilegio de construir la “casa de todos”, lo que el señor Bassa olvida.

Hoy se necesita más prudencia para no perderse en el laberinto del ideologismo y, para llegar como autoridad a ser una luz para la ciudadanía. Hay que darle un vuelo mayor a una institución que nadie debería llevar a su particular parcela. A mi juicio, lo que el vicepresidente de la Convención Constitucional hizo no liga a la sociedad y sí es claro que ayuda a dividirla.

Chile merece salir de la rutina obcecada que se encierra en verdades a medias que se tratan de imponer. Creer que una parte de la sociedad tiene la razón por sobre otra, más aún cuando se tiene una autoridad destinada a unir en torno a una casa común, no corresponde. La ciudadanía ha hecho suya una verdad que no es otra que convencerse que es el fanatismo obcecado, incapaz de mirar los colores del día, lo que la ha llevado a la división. El señor Bassa alimenta ello con su declaración.

Ojalá alguna vez, la sociedad pueda ser considerada más allá de ser algo útil para pedirle votos usando el susto y el miedo respecto del otro o el rechazo visceral al que está al frente lo que, como apreciamos y escuchamos, proviene de lado y lado. No se construye así la denominada “casa de todos”.

Jaime Dart

Arquitecto

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