Columna de Constanza González M. y Alan March: Planificación urbana e incendios forestales

Los recientes incendios forestales en Chile, específicamente en las regiones del Ñuble, Biobío y La Araucanía, tuvieron importantes consecuencias; entre ellas, 458.000 hectáreas quemadas, producto de un total de 255 incendios forestales; de los cuales, 182 están controlados y 25 aún en combate. Hasta la fecha, el balance se ha mantenido en 26 personas fallecidas y 2.450 viviendas destruidas. En este periodo de recuperación y reconstrucción, es clave considerar cómo podemos tomar medidas para reducir los riesgos a largo plazo. Un punto de partida fundamental es considerar los incendios forestales como un proceso cíclico de desastres. Si bien existen variaciones, el ciclo de desastres tiene tres componentes interrelacionados: preparación, respuesta y recuperación.
La primera fase se refiere a la amplia gama de acciones asociadas a minimizar las consecuencias de los incendios forestales, previo a cualquier amenaza inmediata de un evento. La respuesta ocurre durante el desastre, enfoncándose en minimizar los impactos negativos. Incluye servicios de emergencia, como bomberos, evacuaciones y la asignación de recursos para las áreas más afectadas. También suma a ciudadanos, empresas y otros departamentos gubernamentales, como servicios de salud, policía, Ejército y gobiernos locales. La última fase es la recuperación, que se ocupa de los impactos de un incendio forestal; lesiones y personas fallecidas, pérdida de bienes y servicios básicos, daños a la infraestructura y al entorno natural. Puede centrarse en la reconstrucción, la reubicación de estructuras y servicios, y la asignación de subsidios en casos de desastre.
Es común ver una mayor inversión en capacidades de respuesta y fondos significativos para la reconstrucción rápida después de grandes incendios forestales. Estas no son decisiones incorrectas, sin embargo, se puede decir que la inversión continua y a largo plazo en planificación urbana ofrece grandes beneficios. Existen cinco principios fundamentales enfocados en la planificación urbana que ayudan a la respuesta, recuperación y preparación: 1) evitar, que se refiere a la separación de bienes vulnerables, viviendas, infraestructura y servicios, del material combustible, reduciendo significativamente las posibilidades de daños y lesiones por incendios; 2) reducción de amenazas, la cual gestiona la vegetación y reduce la probabilidad y la gravedad de los incendios. La planificación urbana, en asociación con los propietarios de terrenos y los administradores de recursos, pueden lograr que los impactos de los incendios forestales se minimicen cerca de bienes y asentamientos humanos; 3) mejoras en la resistencia de estructuras, que se relaciona con el diseño, los materiales y el mantenimiento de edificios, a través de normas de construcción y de planificación que garantizan que las estructuras puedan resistir incendios y proteger la vida humana; 4) diseño para la respuesta, que puede integrar elementos clave que faciliten las acciones de las agencias de respuesta, como anchos de las calles y puntos de giro, espacio para la defensa activa de estructuras, provisión de fuentes de agua, señalización para servicios de bomberos, ubicación de estaciones para servicios de emergencia y disponibilidad de datos para ayudar a la respuesta; 5) planificación para la recuperación, que busca asegurar que la reconstrucción tenga en cuenta los principios anteriores, para de esta forma evitar los riesgos a largo plazo, particularmente cuando se desea una acción rápida después de un evento importante. Esto puede implicar la reconstrucción en nuevas ubicaciones y el cambio del diseño de estructuras, vecindarios o incluso asentamientos completos.
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Actuar para reducir los riesgos de incendios forestales requiere estrategias integradas a largo plazo que reúnan a una variedad de actores y sectores. La planificación y el diseño urbano son actualmente aspectos infravalorados dentro de la reducción del riesgo de desastres, en donde la planificación puede ser fundamental para coordinar acciones en el entorno construido, particularmente cuando varias de ellas ocurren durante largos períodos de tiempo en áreas urbanas.
Por Constanza González M., directora Wildfire Exchange UDD, y Alan March, co director Wildfire Exchange The U. of Melbourne
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