Columna de David Sandoval: Plan de Emergencia Habitacional y Fogaes: ¿Un león sin garras?

Construccion


Uno de los asuntos de mayor relevancia en materia habitacional, lo constituye el acceso de miles de familias (la gran mayoría de escasos recursos) a viviendas dignas, aspecto relevante en la agenda pública tomando en cuenta el déficit habitacional que día a día crece aceleradamente. A este respecto, algunos sectores, como el propio Minvu, apuntan a la falta de una política de financiamiento, proveniente de la banca para la construcción de viviendas. Sin embargo existen mecanismos para avanzar y solucionar este problema: ampliar el número de empresas constructoras que participen del proceso a través del Fogaes.

En este marco, el presidente de la Asociación de Bancos afirmó que el principal deterioro de la actividad hipotecaria se relaciona con una contracción relevante en la demanda de créditos, situación provocada por el deterioro del mercado de capitales a raíz de la política de los retiros de fondos de pensiones.

Asimismo, se remarca la idea que el número de empresas constructoras elegibles para el programa de garantías en el sector construcción es baja, tomando en consideración que de un universo de aproximadamente 22 mil entidades solo 1.394 califican como elegibles para el otorgamiento de créditos para la construcción y acceder por consiguiente a este programa, un 6,1 por ciento, quedando virtualmente excluidas todas aquellas empresas constructoras de proyectos habitacionales menores o medianos, lo que repercute directamente en regiones o zonas de menor densidad poblacional.

Ello, sin dudas, repercute fuertemente en las regiones extremas como Aysén, en donde nos encontramos con constructoras que sencillamente no pueden acceder al sistema crediticio de la banca nacional, no plasmándose en consecuencia la ejecución de obras destinadas a la construcción de viviendas sociales, en el marco del referido Plan de Emergencia Habitacional. Al respecto, pensamos que el escaso número de empresas constructoras implica una falta manifiesta de operatividad del sistema, poniendo en jaque uno de los aspectos centrales de la política sobre emergencia habitacional, cual es la celeridad en la entrega de viviendas a los sectores beneficiarios de esta política pública. Así las cosas, este programa icónico del actual gobierno puede quedar solo en las buenas intenciones, sin un sentido práctico esencial en toda gestión pública, destinada a satisfacer una necesidad social.

Por ello, urgen criterios de ampliación de la elegibilidad, incorporando al efecto a empresas con ventas menores de 100 mil UF y con ventas superiores al 1 millón de UF, actualmente excluidas del sistema; también que el Fogaes considere en su operación, la evaluación y definición del financiamiento integral de cada proyecto de construcción, tomando en cuenta que el financiamiento de una obra, implica diferentes hitos pero que, en los hechos, este programa, no considera en su estructura.

Por lo anterior, creemos que estas relevantes reformas son razonables para su estudio y, con ello, perfeccionar el Fogaes como herramienta para combatir de mejor manera el déficit habitacional y así hacer carne los anhelos y esperanzas de miles de chilenos; de caso contrario caeremos ante el riesgo que esta interesante política pública caiga en el descrédito de la población, transformándose en un león sin garras, lo que repercutirá fuertemente en la ya menguada credibilidad de nuestro sistema político.

Por David Sandoval, senador e integrante de la comisión de Vivienda del Senado

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