Opinión

Columna de Emilio Rodríguez: Proceso constitucional: un llamado desde el Cruch

El Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas se configura a través de la integración de 30 universidades, entre las que destacan, en cada región, las mejores instituciones del país. En su calidad de organismo asesor y en consideración, especialmente, al rol vital que juegan las universidades para el desarrollo de Chile, el CRUCH ha considerado indispensable hacer un llamado para que “los partidos políticos y todos los actores involucrados en este proceso constitucional alcancen un acuerdo amplio, que integre todas las visiones de la ciudadanía y que siente las bases para una Constitución justa y representativa”, agregando que “el futuro de Chile depende de nuestra capacidad de dialogar, construir consensos y trabajar juntos en pos de un país más justo y solidario”.

En efecto, el connotado filósofo europeo Jon Elster advertía, a fines del siglo pasado, que “la convocatoria para discutir una nueva Constitución generalmente surge en circunstancias turbulentas, que tienden a fomentar la pasión en lugar de la razón”. Ahora bien, sabemos que si la pasión le gana a la razón, difícilmente Chile tendrá una nueva Constitución. Ciertamente, errar es humano, pero no aprender de los errores es, sencillamente, imperdonable, sobre todo cuando se tiene una responsabilidad moral del más alto nivel.

Una Constitución puede ser concebida, en palabras del profesor Díaz de Valdés, como un “pacto político-social, fundamental, límite al poder, norma superior del ordenamiento jurídico, instrumento de protección de los derechos fundamentales y garantía democrática” Por consiguiente, una Constitución debe, necesariamente, contar con valor y credibilidad para los ciudadanos, es decir, debe ser legítima.

En la lógica de Habermas, la legitimidad significa que la pretensión que acompaña a un orden político de ser reconocido como correcto y justo, no está desprovista de buenos argumentos; así las cosas, un orden legítimo merece el reconocimiento de la sociedad. A su turno, Richard Fallon Jr., profesor de Harvard Law School, ha diseñado un marco conceptual, en el cual la legitimidad se entiende no sólo en su dimensión legal, sino que comprende que las aristas sociológica y moral son consustanciales a su construcción y, por lo tanto, una mayoría transitoria no debe imponer su modelo de vida a los demás, porque en lo sustantivo la Constitución debe albergar a toda la sociedad.

El fracaso constitucional previo es un triste ejemplo; y, en esta dirección, va el llamado del CRUCH, un llamado, antes que todo, respetuoso; pero también directo y claro, pues solo un debate sereno, equilibrado, que busque representar auténticamente a toda la ciudadanía y a sus aspiraciones será fructífero. En términos concretos, “para construir un Chile inclusivo y equitativo, es fundamental que la futura Constitución represente de manera amplia a los diversos sectores de nuestra sociedad”.

Por Emilio Rodríguez Ponce, vicepresidente ejecutivo – CRUCH

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