Columna de Gabriela Clivio: “Huevos con aceite y limón”

Traspasos de fondos de pensiones registran fuerte caída y el E es el que tiene las mayores pérdidas de afiliados


Por Gabriela Clivio, economista, CFA, CAIA, miembra fundadora CFA Society Chile.

Existe un grupo de Heavy metal americano de la ciudad de New Jersey llamado Twisted Sisters. Este grupo compuso y canta una canción cuyo nombre es “We are not gonna take it” o por su traducción al español: " No vamos (no queremos) a aceptarlo”. Hace unos años al venir a dar un concierto en Chile, el cantante líder de la banda se dirigió al público (algo que hacía Freddy Mercury a la perfección) diciéndole : “Nosotros sabemos que ustedes en Chile cantan nuestra canción como Huevos con Aceite” y de ahí nace el título de esta columna.

Hasta hace poco en Chile “no aceptábamos” cualquier medida económica. Éramos o creíamos ser los jaguares de la región con una historia de un sólido crecimiento económico por varias décadas (a modo de ejemplo entre los años 2000-2004 la tasa de crecimiento promedio del PIB fue de 5%), el PIB per cápita más alto de la región (USD26.500 aproximadamente) y fuimos el primer país de Latinoamérica en formar parte del selecto grupo de la OCDE desde el año 2010. Éramos recurrentemente alabados por la disciplina fiscal, el establecimiento de los fondos soberanos, la apertura comercial y, lo más importante, la mayor reducción de la pobreza en el mundo, que pasó desde 45% de la población a mediados de la década de los 80s a ubicarse cerca del 9% .

A este ramillete de logros falta agregar, el establecimiento de un Banco Central autónomo hace décadas que cumplió su mandato a cabalidad al lograr construir reputación y controlar la inflación. Fue el importante crecimiento registrado desde los años 90 el que hizo posible la extraordinaria reducción de la pobreza que mencionaba anteriormente y el surgimiento de una muy importante clase media que pasó desde el 24% de la población en 1990 al 65% de los chilenos. Éramos sin duda el país de la región al que todos alababan, algo así como a las grandes bandas rockeras.

Entonces, desde el año 2014 nos embarcamos en una serie de reformas que buscaban mejorar la distribución del ingreso y el crecimiento económico quedó lamentablemente fuera del radar. A modo de ejemplo del impacto de estas reformas es importante recordar que el crecimiento promedio de la economía Chilena entre los años 2014-2018 alcanzó apenas al 1,7% muy por debajo de los años anteriores. Fueron tantas las reformas tributarias que en la actualidad tenemos una la tasa de impuesto corporativo de 27%, que supera la tasa de impuesto corporativo promedio del conjunto de los países de la OCDE, que se encuentra en 23,8% y que ha venido descendiendo en los últimos años al contrario que lo que ha sucedido en nuestro país. Muy tristemente, y como consecuencia de la incertidumbre introducida por las sucesivas reformas, el crecimiento se desaceleró desde el año 2014, las mejoras en la distribución del ingreso que se esperaban como consecuencia del alza de impuestos no sucedieron y la sociedad comenzó a polarizarse. Peor aún, hay quienes alimentaron esta polarización y comenzaron a instalar la idea de un impuesto a la riqueza, justamente lo que en varios países se ha eliminado dada la baja recaudación que alcanza -en promedio alrededor de 0,3% de PIB.

Hoy vemos (increíblemente) como hay quienes explican la inflación de Chile como una consecuencia de lo que sucede en el escenario internacional, sin reconocer la extraordinaria liquidez que existió en el país en 2021 como consecuencia de la combinación de los IFEs y los retiros de las AFPs aprobados de manera irresponsable y que, sin duda, fueron factores que animaron el fuego del impuesto más regresivo que existe que es la inflación. Ahora, en medio de una economía que enfrentará un bajo crecimiento, la inflación nos golpea a todos, pero el golpe es mayor en aquellos que no pueden ahorrar.

En estos momentos, hay que volver a ordenar el naipe, y volver a poner como primera prioridad el retomar el camino del crecimiento económico que tantos beneficios nos ha traído y menos aún restarnos de la senda de la inserción internacional. Increíblemente y a pesar de la inflación que el Banco Central intenta controlar con sucesivas alzas de la tasa de política monetaria, vuelve a extenderse el IFE y hay quienes de manera muy irresponsable siguen insistiendo con retiros adicionales de los fondos de pensiones. Por lo demás, se aprueba un bono de 450 mil pesos para trabajadores de las artes, en un plan económico conocido como Plan de Recuperación Inclusiva, mientras no se busca atajar la inseguridad y la incertidumbre. Más aún, se quieren implementar medidas que no solo no son las mejores para anclar la inflación sino que introducen importantes grados de incertidumbre en la economía y pueden afectar negativamente al crecimiento.

Es necesario volver a tener una disciplina económica tal como las bandas de rock necesitan tener un orden y un calendario de presentaciones. Pareciera ser que ahora nos parecemos menos a una banda rockera de calibre mundial. Somos Sud- American rockers y cantamos “huevos con aceite”. Lo que sería bueno hacer es justamente no aceptar cualquier reforma que se plantee, no cualquier reforma es mejor que la situación actual. Ojalá tal como el grupo Twisted Sisters “we are not gonna take it”, es decir no aceptemos cualquier cambio sino solamente aquellos que entre otras cosas nos permitan volver a crecer.

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