Columna de Gabriela Clivio: “Nunca es tarde cuando la dicha es buena”
Crecí al lado de una mujer extraordinaria que no había terminado la escuela, criada por una mamá que se quedó viuda con cinco hijos y renunció a la obligación de la época de tener que casarse nuevamente. Una mujer que creaba las recetas más extraordinarias sin conocer de medidas exactas y sin libros de cocina, y cuya mesa de comedor -siempre con un mantel a cuadros rojo y blanco- fue y sigue siendo para mí la mejor trattoria del mundo. Esa tremenda mujer era mi Nonna. Mi Nonna/abuela tenía un dicho para cada cosa, y cuando algo bueno sucedía su mantra era: “Nunca es tarde cuando la dicha es buena”.
Esta semana comenzó a suceder algo bueno en materia de economía, y los temas realmente importantes se asomaron en los anuncios del gobierno. Me refiero al crecimiento económico y a la informalidad (algo endémico en Chile y que duplica en materia de mercado laboral la cifra de informalidad registrada en los países de la OCDE con quien tanto nos gusta compararnos cuando nos conviene).
Lo cierto es que, con un telón de fondo bastante distractor y fuera del plazo autoimpuesto, el Ejecutivo dio a conocer los detalles del pacto fiscal que en realidad más que un pacto es apenas una propuesta. Ahora el objetivo de recaudación adicional se ubica en torno al 2,7% del PIB. Puede que esta cifra no sea fácil de dimensionar, pero equivale a un aumento de la recaudación de casi 14%. Si pienso en mi Nonna, ella con su sentido común me preguntaría: “¿Qué pasó la vez anterior que eso se intentó?”. Si yo le comentara que, en el año 2014 y como consecuencia de una reforma tributaria, comenzamos una década perdida en materia de crecimiento y que apenas se recaudó un 1,5% del PIB, ella seguro que me preguntaría: “¿No será mucho eso del 2,7% adicional?”.
Lo bueno o la dicha es que ahora aparece la preocupación por el crecimiento y por los altos niveles de informalidad. Cierto es que también aparecen algunas vaguedades tales como la inversión a los sectores con efecto multiplicador sin saber en realidad de qué sectores o proyectos estamos hablando y no se avanza en volver a integrar que es la dirección correcta. Pero, nunca es tarde cuando la dicha llega y se empiezan a dejar de lado dentro de los compromisos del gasto iniciativas tales como el pago del CAE, medida que por lo demás no premia el esfuerzo de quienes han pagado sus obligaciones. La renuncia al impuesto a las utilidades retenidas también es una buena noticia a pesar de que se sigue hablando de subir las tasas de impuesto en la búsqueda de un sistema tributario progresivo como si en la actualidad esta progresividad no existiera. Sin embargo, el sistema tributario actual, con sus complicaciones, es progresivo. Sigue estando ausente la discusión de avanzar en reducir el tramo exento del impuesto a la renta y en aumentar de manera más fuerte las tasas impositivas en los primeros tramos mientras que en los tramos altos se cobran tasas similares a las vigentes en los países de la OCDE.
Pero como decía mi Nonna, “los piojos se matan de a uno”. Es cierto que hemos avanzado en la discusión, pero aún falta mucho por recorrer.