Columna de Gonzalo Muñoz y Daniel Vercelli: La decisión de SBTi sobre compensaciones de CO2: ¿Oportunidad o amenaza?

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Desde su creación, SBTi (Science Based Targets Initiative) se ha convertido en uno de los entes no estatales con mayor credibilidad y robustez global a la hora de trasladar a la economía real lo que la ciencia ha descrito como trayectorias posibles de descarbonización que debemos seguir como humanidad para evitar los peores efectos de la crisis climática. Para ello, han definido metodologías y metas a las que los distintos sectores de la economía debieran adherir, certificando que los compromisos de entes privados y no estatales estén alineados a esas trayectorias basadas en la ciencia.

La reciente decisión del directorio de SBTi de aceptar opciones de compensación de emisiones de CO2 ha generado una ola de debate interno y externo. Gran parte del staff interno y científico de la organización ha expresado su preocupación por la potencial dilución del ambicioso objetivo de alcanzar cero emisiones netas al 2050, mientras que algunos sectores ven en las compensaciones una herramienta necesaria para facilitar la transición hacia una economía descarbonizada, fundamentalmente en lo que se refiere a inversiones en soluciones basadas en la naturaleza y transición energética en economías emergentes.

En nuestra opinión, las compensaciones de CO2, si se implementan de manera responsable y rigurosa, deben convertirse en un complemento valioso en la lucha contra el cambio climático, en la ruta hacia la descarbonización de la economía, y siguiendo siempre a la ciencia en la trayectoria hacia las cero emisiones netas al 2050.

Primero, las compensaciones (u offsets) de CO2 tienen un rol instrumental en “acercar” el lenguaje, lógica y conocimiento de las necesidades de descarbonización de nuestra economía para muchos actores privados, y en ese sentido pueden ser un mecanismo de relativamente fácil entendimiento sobre las urgencias que necesitamos y la necesidad de que todos, absolutamente todos, nos embarquemos en acciones, inversiones y decisiones que nos lleven a esa descarbonización.

Segundo, las compensaciones bien estructuradas (particularmente cuando ocurren dentro del ámbito de la empresa), bien ejecutadas, correctamente contabilizadas e incrementales pueden permitir a las empresas y países alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones de manera más rápida y eficiente, especialmente en sectores donde la descarbonización directa es aún un desafío tecnológico o económico. Mientras avanzamos hacia la descarbonización los proyectos de compensación podrían ser un buen “puente” hacia un destino cero emisiones netas.

Tercero, las compensaciones pueden generar mecanismos de mercado que canalicen recursos hacia proyectos de reducción de emisiones en países en desarrollo, donde el potencial de mitigación es mayor y los costos son más bajos. Esto puede contribuir a reducir las desigualdades globales y fomentar el desarrollo sostenible, tal como lo menciona el World Economic Forum al declarar que “en muchos casos, la transferencia de riqueza de la compensación de carbono beneficiaría a las personas más pobres del mundo, incluidas las comunidades indígenas, que suelen ser las que mejor salvaguardan nuestros bosques tropicales y otros ecosistemas”.

En cuarto lugar, las compensaciones pueden estimular la competencia entre diferentes proyectos, lo que puede conducir a una mayor calidad y eficiencia en la reducción de emisiones.

Sin embargo, es crucial que las compensaciones se implementen con estrictos criterios de calidad y transparencia. No pueden convertirse en la única estrategia de descarbonización, sino que pueden complementar los esfuerzos en reducción de emisiones. Deben provenir de proyectos reales, verificables y adicionales, es decir, que no habrían ocurrido sin la inversión en compensaciones. Además, es necesario establecer mecanismos robustos para evitar el doble conteo, donde las mismas emisiones se compensen dos veces.

En definitiva, las compensaciones de CO2 no son una solución mágica, pero pueden ser una herramienta útil si se utilizan de manera responsable. La clave está en establecer estándares rigurosos y mecanismos transparentes para garantizar que las compensaciones contribuyan efectivamente a la descarbonización global, sin socavar la ambición de alcanzar cero emisiones netas al 2050.

Es importante recordar que la descarbonización debe ser un esfuerzo global y compartido. Las economías desarrolladas tienen la responsabilidad de liderar el camino hacia una economía baja en carbono, pero las economías emergentes también deben participar activamente en la transición. Las compensaciones pueden ser una herramienta que facilite la participación de las economías emergentes en la lucha contra el cambio climático, siempre y cuando se implementen de manera justa y equitativa.

La decisión de SBTi de aceptar compensaciones de CO2 puede ser un paso importante en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, es crucial que esta decisión se implemente con cuidado y responsabilidad para garantizar que las compensaciones contribuyan efectivamente a la descarbonización global y no se conviertan en una forma de eludir la acción climática real.

Por Gonzalo Muñoz, High Level Climate Action Champion COP25 y cofundador de Manuia, y Daniel Vercelli, cofundador y Managing Partner de Manuia y director de empresas

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