Columna de Hugo Lavados: Gasto en investigación y desarrollo

Gasto en investigación y desarrollo
Gasto en investigación y desarrollo


Es destacable la producción científica de los investigadores chilenos, pese a varias circunstancias negativas para un mayor dinamismo. Una de ellas, muy importante, por cierto, es la restricción de recursos, graficada en el ya clásico y menguado objetivo de llegar a un 1% del PIB. En eso también es negativa la falta de interés de las empresas por financiar su trabajo; junto al relativamente reducido tamaño de la comunidad científica (que ha aumentado con Becas Chile).

Recientemente, Nature Research Leaders 2024, que es reconocida por analizar artículos científicos de alta calidad, indicó que varias universidades chilenas -públicas y privadas- forman parte de un grupo destacado a nivel sudamericano. En las áreas que incluye ese índice, Chile es el segundo productor de investigaciones científicas con impacto, detrás de Brasil.

Por otra parte, Clarivate, que edita el Web of Science, distinguió hace pocos días a los investigadores con la mayor cantidad de citas en el mundo. Contamos con influyentes investigadores entre ellos el doctor José Rodríguez, director del Centro de Transferencia Energética de la USS, quien ha integrado este grupo de manera ininterrumpida desde 2014.

Estos indicadores muestran que la mayor parte de la investigación científica nacional es seria y de calidad, y que son las universidades concentran esas actividades, con creciente participación de Ues privadas. La acreditación ha sido un importante impulsor de ello, porque la CNA ha enfatizado que la formación de calidad necesita el desarrollo de investigación de alto nivel.

La pregunta es cómo seguimos progresando, en un contexto con mayores restricciones de recursos, si se comprimen más los aportes para las ues que están en la gratuidad, si se reduce el aporte de las familias a los aranceles, si se destinan muchos fondos a terminar con el CAE.

Un ejemplo es el financiamiento ANID para posgrados en el extranjero. Entre 2018 y 2023 ha caído sostenidamente la entrega de becas, tanto para quienes postularon a magíster como a doctorados. Es cierto que ha aumentado el número de quienes se forman en programas de las universidades chilenas, pero existe la necesidad de seguir programas en las universidades más destacadas en las distintas áreas.

Nuestro país tiene un PIB reducido en comparación a las naciones desarrolladas; si consideramos que históricamente el gasto en I+D es un porcentaje mucho menor a ellas, tenemos un total de recursos muy reducido, que no hace posible llevar a cabo programas de cierta monto y duración. Por lo tanto, hace muchas décadas que sabemos que el país tiene que aumentar ese gasto, y no es solo porque aumentar el conocimiento es bueno per se.

Para el desarrollo económico, social y cultural es condición necesaria elevar la asignación de recursos a la ANID y otras instituciones públicas y privadas que financian actividades de I+D+I, porque lo que hoy tenemos es menor a la indispensable para tener capacidades internas y lograr ser competitivos, tener industrias basadas en el conocimiento avanzado, aumentar la productividad, y enfrentar con mayor eficacia nuestros problemas de delincuencia salud, vivienda, educación, energía, y tantos otros. Se sabe que es un error confiar demasiado en la adopción y adaptación de programas basados en conocimientos adecuados a otras realidades.

Por Hugo Lavados Montes, rector U. San Sebastián