Columna de María Paz Arzola: Una oportunidad para mejorar el SAE

Sistema de Admisión Escolar. Foto archivo.
Una oportunidad para mejorar el SAE.


El gobierno llegó a un acuerdo con los legisladores para aprobar el presupuesto 2025. Con múltiples flancos de discusión, una de las áreas más disputadas fue la educación. Es cierto, el presupuesto no es la instancia para introducir modificaciones que desdigan lo que se ha aprobado en leyes permanentes. Resultaba por ello incomprensible que, como se pensó en algún momento, se suspendiera por secretaría la instalación de los nuevos SLEP, en lugar de discutir en su propio mérito las mejoras que estos requieren, es decir, mediante el proyecto de ley que ya se encuentra en trámite. Como establece el acuerdo, lo que corresponde es acelerar esa iniciativa.

El caso del Sistema de Admisión Escolar (SAE) es diferente, pues, debido a la resistencia de la izquierda, no ha sido posible siquiera discutir las mejoras que este requiere desde el inicio de su aplicación en 2016. Es por ello que el acuerdo logrado en el presupuesto, de crear una instancia para introducirle cambios, con plazos y objetivos claros, puede ser una oportunidad para avanzar.

Lo que se necesita no es demoler el SAE. El sistema escolar no resiste más refundaciones. La plataforma para la postulación tiene cualidades y, por lo tanto, debiera mantenerse. Aceptar aquello no impide, por otro lado, reconocer la necesidad de revisar los criterios bajo los cuales esta asigna los cupos en colegios con sobredemanda. Que el mecanismo que prime para desempatar entre dos postulantes sea el azar, no le hace sentido a las familias, produciendo una sensación de injusticia e incluso desazón, deslegitimando el sistema en su conjunto. Como mostró la encuesta CEP, 61% de la ciudadanía apoya la reposición del mérito académico. Un alumno de buen desempeño debe tener alguna prioridad a la hora de acceder al colegio de su preferencia. Eso, que es de todo sentido, hoy no ocurre, lo que entrega señales equivocadas sobre las conductas y actitudes que el sistema debe reconocer y premiar.

Así también, en estos ocho años de funcionamiento del SAE, se deben reconocer los problemas que este ha traído a los colegios para asegurar la adhesión de las familias a su proyecto educativo. La ley que introdujo el SAE se basó en la premisa equivocada de que estos eran los causantes de la segmentación del sistema escolar; no obstante, la evidencia reciente refuta aquello. Los impulsores de esta ley debieran aceptar su error y abrirse a permitir que los establecimientos educativos puedan establecer criterios no discriminatorios para la admisión de sus alumnos, que hagan referencia a su proyecto educativo y que favorezcan la preservación de un clima apropiado para los aprendizajes, algo que se ha debilitado en el último tiempo.Tras años en que el país ha perdido el norte, tolerando la violencia escolar y socavando el valor de la responsabilidad, el respeto y el logro académico, es momento de poner las cosas en orden. Y el acuerdo del presupuesto puede ser una oportunidad para ello.

Por María Paz Arzola, Libertad y Desarrollo