Columna de Patricio Hales: La polarización triunfante se derrota con acuerdos

28/04/2023 PRESIDENTE GABRIEL BORIC FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA


Solo teníamos que recordar la tercera Ley de Newton, que aprendimos en el colegio, para deducir que, ante la desmesura del infantilismo revolucionario que envenenó la Constituyente anterior, el resultado electoral predecible obedecería a que “siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, este ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección pero en sentido opuesto sobre el primero”.

La irresponsabilidad polarizante de los partidos de gobierno, las malas propuestas del izquierdismo inmaduro en la fracasada Constituyente, apoyadas por el Presidente Boric, la negativa a condenar la violencia política, la sostenida ineficacia del Gobierno y nuestra debilidad vergonzante como centro izquierda, suman causas para el arrollador éxito reactivo que acaba de lograr el partido de la más extrema derecha en Chile. El pueblo reaccionó a bandazos, pasándonos por encima a las fuerzas de centro, despreciándonos por no ejercer liderazgos ni pedagogía política sobre nuestra exitosa historia política de 30 años derrotando la dictadura.

Y aunque mi alma y cuerpo de izquierda sufren la victoria de estos republicanos que, sin ser nazistas ni golpistas, huelen a restos de perfume pinochetista, miro con optimismo que desde nuestras cenizas levantaremos la bandera de la moderación frente a la victoria de los extremos. Fuimos derrotados por los dos lados, ya que el 7 de mayo triunfó la polarización. Habiendo llegado tan bajo, nuestra reflexión puede entrar a un período de catacumbas creativas si no apoyamos a los que buscan apuntalarse como puedan en las pequeñeces oportunistas de poder.

Ojalá el Presidente Boric aplique, en su gobierno, los consejos que le está dando a la derecha y pase de las palabras de mesura a los acuerdos programáticos. Pero el reconocimiento de sus errores, el Presidente lo reduce solo a esa Constituyente que rechazó el pueblo en 2022. S.E. parece no percibir que esta nueva paliza democrática, de mayo 2023 debería llevarlo a corregir la acción de su Gobierno que ha influido en el pueblo a votar por la extrema derecha.

Es valioso que el Presidente aconseje a la derecha “no cometer los mismos errores”, evitando la tentación de aplastar a la minoría pero, el gobierno y sus dos coaliciones, demostrarían que han aprendido de esta lección si modifica sus propuestas y no solo dándole lecciones a los ganadores. Dos enormes derrotas populares le exigen una profunda corrección. El polo del izquierdismo, con acné de adolescencia ideológica, no aplica la autocrítica a su programa de gobierno. Insisten en el voluntarismo sus partidos, los comisarios vigilantes, los interventores, los “zagueros libres” y entrampan al Presidente impidiéndole aplicar a su gobierno la mesura y búsqueda de acuerdos que él le aconseja a la derecha.

El éxito electoral que obtuvieron los grupos más polarizados de derecha e izquierda, fortalece la porfía para tironear la marcha del país en un momento de grandes dificultades para los más pobres y para esa clase media que no recibe bonos, ni paleativos a las dificultades. Es curioso que el mismo día de la elección de los nuevos constituyentes, el polo izquierdista gobernante reiteró su atrincheramiento programático, mientras un líder de los republicanos decía: “ante la victoria: humildad” parafraseando a Churchill sobre generosidad del victorioso. Genuino o no, lo importante es que los riesgos de la polarización los transformemos en un acicate hacia la moderación, hacia la búsqueda de acuerdos no solo para la nueva constitución sino que se concreten en un cambio en las propuestas del gobierno y rechazo a la violencia.

Este es el momento de volver a insistir en una reforma tributaria gradual, que no detenga la inversión y no castigue la clase media, que no sancione a quienes han logrado con su trabajo subir de nivel económico.

Evitar los odios que crea la polarización caricaturizando, estigmatizando hacia la violencia política. Este es el debate que hay que enfrentar con un debate público pensado, mesurado, con un lenguaje inclusivo hacia los millones sin partidos que se están moviendo siguiendo a Newton de un lado al otro por nuestra ineficiencia política por nuestros errores.

Por eso ya hace años que no creo en la Revolución sino en la Evolución.

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