Columna de Ricardo Kirschbaum: La bronca por el presente le ganó al miedo

Javier Milei saluda a sus partidarios después de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Argentina, en Buenos Aires, el 19 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

La coalición electoral que depositó a Milei en la Casa Rosada ¿se convertirá en una coalición de gobierno? "Dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada”, citó Milei a Juan Perón para advertir a los que resistan los cambios.



Por Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarín

El miedo al presente fue muy superior que el miedo al futuro. La explicación del voto masivo en favor de Javier Milei se encuentra allí: el hartazgo de la mayoría de la sociedad con la realidad cotidiana y con el fuerte deseo de cambio. Un contundente voto contra del gobierno que corporizaba el fastidio popular. Ese estado de ánimo extendido por todas las provincias y especialmente por la de Buenos Aires, que era la principal carta que jugaba el ministro de Economía para equiparar las ventajas que Milei obtendría en Córdoba, Mendoza, Corrientes, Santa Fe y en la Capital. La exigua diferencia en la provincia fue una sorpresa enorme. La otra sorpresa la dio el norte del país, salvo en Santiago y Formosa, donde también ganó Milei. El resultado se construyó además con un mayor presentismo en la votación y con la fiscalización, otro punto en el que la ayuda del PRO fue fundamental.

La magnitud de la victoria se sustentó en el claro deslizamiento del voto peronista hacia el libertario. De lo contrario, es imposible encontrarle explicación certera a las cifras que alcanzó Milei en lugares que habían largamente demostrado ser bastiones del oficialismo. Se logró a pesar del uso indiscriminado de los resortes y fondos del Estado en la campaña de Massa. El mismo fenómeno atravesó al radicalismo: sus afiliados y seguidores desoyeron la “neutralidad” decidida por la conducción de la UCR para inclinarse por La Libertad Avanza.

Hace tiempo que los partidos políticos han perdido centralidad y peso específico. La disciplina partidaria es una antigüedad y ya carece de relevancia.

El nuevo presidente -lo reconoció en su discurso- debe su elección a que la recomposición en los hechos de la oposición, dividida como estaba entre La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio, fue clave para alcanzar una victoria por más de 11 puntos. El acuerdo de Macri y Bullrich con Milei, cuando todavía el libertario estaba atónito por la pole position de Massa en la primera vuelta, fue casi una jugada de jaque mate. El volumen de votos que recibió de esa cantera fue determinante en el balotaje.

También se verificó aquí una constante regional: los oficialismos han perdido casi todas las elecciones. Y como la Argentina no se priva de nada, ahora se inaugura esta experiencia inédita: poner en la Casa Rosada a un dirigente sin experiencia política, con recetas ultraliberales, que tiene ahora la tarea de armar su equipo de gobierno y construir una política en un escenario político y legislativo entre fragmentado y muy fragmentado. La coalición electoral que lo depositó en la Casa Rosada ¿se convertirá en una coalición de gobierno o serán dirigentes sueltos? Macri, como se recordará, resistió a esa idea, aunque después responsabilizó a sus aliados radicales de no haber podido avanzar en las reformas.

Partidarios de Javier Milei celebran después de su triunfo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en Buenos Aires, Argentina, el 19 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

Milei tendrá por ahora un ancho campo de acción y habrá que ver si cuenta con una muñeca política para convertir el tumulto que es su sector en una corriente política que, dentro de las reglas de la democracia y del sistema, pueda operar en una situación crítica como es la que hereda el nuevo gobierno.

Se descuenta un acuerdo en el Congreso entre el PRO y Milei, mientras que los legisladores radicales por ahora han manifestado genéricamente la voluntad de ser “opositores”. Se deberá medir el impacto que tuvo el resultado del balotaje sobre esa posición previa.

El interrogante central es si el holgado resultado del domingo abre una nueva época política en la Argentina. El voto popular, ya se ha dicho, ha sido contra el gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, que constituyeron las patas de un acuerdo que les permitió ganar por varios puntos la elección de 2019.

El presidente electo, en su discurso leído, ha hecho una convocatoria genérica para allanarle el camino a los que necesita incorporar para poder gobernar. Algunos sindicalistas, como el incombustible Armando Cavalieri, ya se han anotado en el apoyo. Como Barrionuevo, el dirigente mercantil tiene un pragmatismo blindado.

La intención de Milei de entregarles el manejo de los planes sociales a algunos dirigentes gremiales al parecer se mantiene.

¿Qué ocurrirá en el peronismo? Cuando triunfó Massa en la primera vuelta, apareció solo en el escenario para dar su discurso. El domingo, en la derrota, el candidato salió acompañado por las principales corrientes del peronismo, incluido Máximo Kirchner, Kicillof y Héctor Daer, uno de los titulares de la CGT. El mensaje es claro: perdieron todos. La ausencia de Cristina ha sido un clásico de esta campaña y tampoco dio la cara en la derrota como si fuera ajena a esta debacle electoral. Porque la madre de la criatura, la que inventó la fórmula con Fernández, la que fulminó a Wado de Pedro como candidato y bendijo al ministro, fue la vicepresidenta. Así que Cristina también estuvo tácitamente en el estrado, aunque haya tomado distancias.

Massa ha advertido los riesgos de quedarse definitivamente sin ningún poder. Definiría este lunes si sigue en Economía hasta el 10 de diciembre, como debería, luego de la reunión que mantendrá Milei con Fernández en Olivos. El presidente electo ya advirtió que no hay espacios para el gradualismo por lo delicado de la crisis. Y Massa no querría hacerse cargo de decisiones que reclamaría Milei antes de asumir. El frustrado candidato oficialista trata de evitar también salir más magullado. Su meta es tratar de reagrupar fuerzas en el peronismo, donde se avecina un pase de facturas fenomenal.

Los pocos indicios que dio Milei en su discurso sobre las medidas a tomar han sido para anunciar que se instrumentarán reformas en el Estado para achicar gastos y atacar el déficit. Para el libertario, todos son gastos políticos que deben ser reducidos.

El nuevo gobierno, aún con el amplio apoyo electoral obtenido en el balotaje, tiene poco tiempo porque corre contra la impaciencia. Esa cuenta atrás ha comenzado prácticamente cuando acabó el escrutinio.

El período de gracia de una nueva administración se agota muy rápido. Y los avances en los recortes presupuestario despertará resistencias.

Milei se atajó la noche del domingo en su discurso de esas resistencias y de futuros e inevitables desafíos citando a Juan Domingo Perón: “Dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada”.

Recuerdos del futuro.

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