Columna de Ricardo Mena: Democracia, corrupción y confianza

Plebiscito ciudadano No más AFP


El informe sobre el Estado Global de la Democracia 2023, que IDEA Internacional publicó a fines del año pasado, señala que: “El cansancio experimentado en la sociedad a causa de problemas de larga data de inseguridad, corrupción y exclusión económica, así como la retórica polarizadora adoptada por ciertos líderes, ha dado lugar a cierto apoyo a la gobernanza no democrática…”; sin embargo, es necesario señalar que ninguna de estas gobernanzas no democráticas garantiza la solución de estos problemas; al contrario, la corrupción es de los fenómenos que suele acrecentarse en regímenes autocráticos.

Por lo mismo, resulta preocupante la poca capacidad de respuesta de la institucionalidad democrática para enfrentar estos problemas, en especial desde la pandemia. La falta de sanciones ejemplares y la impunidad que muchas veces conlleva esta inacción ha acelerado la gravedad de los problemas de seguridad y corrupción, en especial cuando son los miembros de élites políticas o económicas los que se han visto involucrados en casos escandalosos y de gran repercusión mediática. La sociedad ha terminado por hartarse y parece haber perdido la confianza en la capacidad del sistema democrático para mejorar sus vidas.

Por el contrario, el estudio nos muestra que los países que cuentan con democracias plenas han sido aquellos capaces de actualizar la institucionalidad a las nuevas demandas ciudadanas y contextos globales y, por ende, han sido más efectivos en controlar y minimizar los riesgos de la corrupción; asegurando un estado de derecho que garantiza el respeto irrestricto a los principios democráticos de participación, libertades y ejercicio de derechos.

Robustecer la institucionalidad democrática supone un costo alto, pero no se trata de un gasto, sino de una inversión. Incrementar la cantidad y calidad de los recursos humanos y materiales, mejorando la eficiencia de los distintos poderes del Estado; destinar recursos para establecer sistemas y reglas que garanticen que todos puedan participar -en términos igualitarios en el sistema democrático y sus procesos electorales-; invertir en sistemas de control y auditorías más eficaces y transparentes, tanto en el ámbito público como privado, son algunas de las medidas indispensables para asegurar mínimamente una mejor convivencia y cohesión social; apostando por una institucionalidad garante de derechos y mayor igualdad.

Es indispensable, en el caso de Chile y tal como lo plantea el informe del Estado Global de la Democracia 2023, de IDEA Internacional: “Aumentar la participación ciudadana para reconstruir las confianzas”. Los poderes del Estado deben procurar mecanismos, herramientas y plataformas regulares que establezcan una comunicación permanente con la ciudadanía y la sociedad civil. Por supuesto que esto conlleva un mayor gasto de recursos, pero mantener el equilibrio del poder y reconstruir las confianzas en las instituciones democráticas, aporta al fortalecimiento democrático del país.

Por Ricardo Mena B., oficial de Programa para Chile y Países del Cono Sur de IDEA Internacional

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