Columna de Víctor Salas: Como se dijo, no es fácil controlar la inflación

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Chile vivió muchos años con inflación, solo la habíamos controlado en los últimos 30 años y llevado todos esos años a niveles entre 2% y 4% anual, lo que se había logrado con serios esfuerzos técnicos y acuerdos políticos mayores. Pero, desde 2021 se nos volvieron a escapar los precios. Durante todo el año pasado estuvimos bajándolos, desde 12,3% (enero) a 3,9% (diciembre), tasas anualizadas.

Hoy vemos, con preocupación, que estamos anclados con la inflación alrededor del 4% anualizada, sin lograr que siga bajando para estabilizar la economía. Peor aún, el Banco Central nos informa que, por el descongelamiento de los precios de la electricidad, la inflación llegará a fin de año al 4,2% y esos efectos se mantendrán para 2025. Aunque debemos advertir que los actuales niveles de inflación y los esperados para fin de este año y el próximo, no solo se explican por el descongelamiento de precios y del pago de la deuda correspondientemente acumulada desde fines de 2019, sino que también se han visto estructuralmente afectados por factores externos.

Los factores externos ya estaban afectando los precios internos y nos hacían estimar inflaciones alrededor del 4% para fin de año y, como se mantienen, se le debe también prestar la debida atención. El factor externo más relevante es lo que está ocurriendo con la continua reducción de las diferencias entre la tasa de interés de referencia de la FED en USA (5,5% en su rango alto) y nuestra tasa de política monetaria (5,75%, a partir de este mes), situación que incentiva la demanda de dólares en nuestro mercado cambiario, depreciando nuestra moneda y/o manteniéndola en altos niveles. Esta situación significa que estamos comprando más caro todos los productos que importamos, y que se intenta traspasar esos mayores valores a los precios internos, generando las presiones correspondientes.

A esta situación, se agrega el hecho de que la nueva canasta para medir la inflación de precios internos tiene un mayor componente de bienes importados, que están más de acuerdo con la forma de consumir que tiene la población hoy día, que incluye compras de aplicaciones, equipos importados, también alimentos (trigo, plátanos) y energía (petróleo). Lo que mantendrá las presiones de precios internos al alza y seguramente el Banco Central deberá tener más cautela con sus reducciones de tasas de política monetaria, en el futuro. En todo caso, para fin de año el Banco Central espera una inflación de 4,2%, pero es probable que se revisen también las expectativas de los analistas y nos acerquemos a 4,5%.

El alza de las tarifas eléctricas consolida una situación inflacionaria por sobre 4% anual este año y, tal vez el próximo recién se podría esperar que se retomen las bajas de precios, aunque ese será un año electoral, lo que desde luego no será propicio a la contención del gasto fiscal y el aumento de la demanda interna, que presiona a los precios al alza.

Estamos en una situación de difícil control de los precios. Por un lado, siguen presentes las menores diferenciales de tasas de política monetaria entre USA y Chile, lo que tiende a depreciar nuestra moneda respecto del dólar. Y, por otro lado, la nueva canasta del IPC tiene una mayor incidencia de los bienes y servicios importados, y eso significará que el nivel y las variaciones del precio del dólar serán relevantes, pues un dólar alto terminará presionando al alza a los precios internos. Además, las tasas de interés en más altos niveles altas no incentivan la demanda interna ni la actividad productiva nacional. Hemos salido del estancamiento del PIB del año pasado, pero las expectativas de crecimiento en 2024 son bajas, no tendremos una fuerte recuperación, sino solo estaremos al 2/3% de crecimiento este año, mientras se observa un mercado laboral debilitado con tasas altas de desempleo, alrededor del 8,5% similares a las de 2023.

En todo caso y hay que decirlo, aunque no sea lo mejor solución, el hecho de que tengamos una economía en recuperación lenta ayuda a controlar la inflación mientras se termina de estabilizar la economía.

Por Víctor Salas Opazo, Departamento de Economía Universidad de Santiago de Chile

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