Covid-19, movilidad y ciudades



Por Gloria Hutt Hesse, ministra de Transportes y Telecomunicaciones

La revisión de casos muestra un rango amplio de acciones adoptadas en el mundo, respecto a medidas de confinamiento general o local. Pero en la casi totalidad se observan dos decisiones comunes: mantener funcionando los servicios de transporte público y asegurar la cadena de abastecimiento. También en nuestro país, con gran compromiso y anónima dedicación, los operadores de ambos rubros han continuado su tarea para beneficio de muchos.

La pandemia recorre países y continentes, con un desfase de pocos meses respecto a la fecha de registro de su primer contagio. A pesar de ese breve lapso, es posible observar tendencias que requerirán incorporarse en la planificación de los servicios en un plazo cercano.

Tres de ellas son particularmente importantes: la consideración de la bioseguridad como elemento de diseño, el manejo de la densidad de pasajeros en diferentes modos y el impacto del trabajo a distancia en la localización de las personas y la configuración de las ciudades. Hemos revisado, por ejemplo, el caso de las ciudades chinas que en la actual etapa de desconfinamiento muestran una preocupante tendencia a evitar el uso de modos masivos, junto con el crecimiento del uso del automóvil. Una revisión de esta misma tendencia muestra un comportamiento similar en Alemania, Estados Unidos, y datos muy recientes de Santiago, revelan también que al levantar restricciones crecen más los viajes en automóvil que las transacciones en transporte público. La demanda por los modos masivos ha caído en el mundo y la recuperación se anticipa lenta, debido a la percepción de riesgo que los pasajeros asocian a viajar en grupos.

La gestión de la densidad de pasajeros se ha resuelto en diferentes formas. En algunos casos se ha restringido la capacidad de los vehículos, lo que ha resultado en aglomeraciones en los puntos de parada. En otros, se ha habilitado capacidad paralela para micromovilidad, incluyendo caminata, bicicleta y otros modos como scooters, reasignando el espacio vial en forma preferente a estos modos para asegurar la disponibilidad de distancia suficiente entre los usuarios. La generación de estos espacios se ha materializado en diferente forma. En algunos casos se prioriza la posibilidad de realizar ejercicio físico para aliviar el confinamiento prolongado. En otros se han establecido como precursores de un cambio mayor que apunta a mantenerlos en forma permanente. Se trata de una solución eficaz para el caso de Chile, que muestra algunos ejemplos en Rancagua y Chillán. La temporalidad de esta solución dependerá de la disponibilidad de espacio y de las necesidades de funcionamiento de todos los modos en forma rápida y segura. Algunos ejes pueden consolidarse como parte del desarrollo de la movilidad sustentable, otros se levantarán cuando sea oportuno hacerlo.

Por último, el teletrabajo ha mostrado a las personas la posibilidad real de realizar menos viajes, con el consiguiente beneficio en su calidad de vida y en el bienestar en la ciudad. Pero abre también una posibilidad de relocalización que podría resultar en una reducción de la densidad urbana, localización en zonas distantes y la necesidad en el largo plazo, de proveer conectividad a un alto costo.

En el Día Mundial de la Bicicleta, creemos oportuno analizar la micromovilidad en el nuevo contexto urbano, y, sin sacrificar el objetivo central de fortalecimiento del transporte público, trabajar para una integración más efectiva entre ambas formas de transporte. La Guía para la Composición y Diseño Operacional de Ciclovías es una base para este desarrollo.

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