SEÑOR DIRECTOR

Esta semana nos enteramos que el gobierno definitivamente considera que la crisis de seguridad que vivimos en el sur de Chile es el conflicto histórico entre el pueblo mapuche y el Estado. Esta mirada es propia de sectores indigenistas que no representan a la mayoría de chilenos, mapuches y no mapuches, que viven en la Región de La Araucanía.

Con esta visión, el gobierno se pone del lado de la retórica de quienes ejercen la violencia, negando la realidad de una inmensa mayoría del pueblo mapuche que quiere vivir en paz, como expresaron también esta semana las comunidades del lago Lleu Lleu.

Hasta aquí, la propuesta del gobierno para superar esta crisis, basada en un supuesto diálogo (¿con quiénes?), parece más bien una mirada centralista que carece del sentir de las personas que habitan en el sur de Chile. Efectivamente, el Estado de Chile acumula experiencias y comisiones basadas en estrategias similares, sin resultados sobresalientes. La crisis de seguridad es urgente y se ve agravada por decisiones y señales del gobierno, como el fin del estado de emergencia o la no presentación de querellas (solo se ha presentado una), que potencian a los grupos extremos y fortalecen la sensación de impunidad, además de instalar artificialmente que todo es parte de un conflicto del pueblo mapuche versus el Estado, cuando en realidad es la agenda de una minoría vociferante.

Un Estado democrático no puede ceder frente a grupos armados. El gobierno debe enmendar el rumbo, abandonar sus consignas y ponerse a trabajar con quienes representan a las regiones afectadas: aprovechar el liderazgo de los gobernadores regionales, alcaldes, integrantes de la sociedad civil, víctimas; escucharlos, definir un plan junto a ellos y liderar. Las soluciones están en las regiones y deben representar a todos quienes habitan en ellas.

Patricio Santibáñez

Presidente de la Multigremial de La Araucanía