Opinión

De pumas y cóndores

Recatan a puma en Lo Barnechea

Todavía no nos recuperábamos de la captura de un Puma salvaje en los suburbios de Lo Barnechea, cuando nos sorprendió la filmación de una pareja de cóndores que llegaron sin invitación a un condominio en el Cerro Alvarado, Vitacura. Pese a lo inusual del evento, el cerro Manquehue -que se divisa en el video- debe su nombre al Mapudungun Nido de Cóndores. Sin embargo, el despliegue de nuestra ave nacional se vio opacado por lo lamentable de las circunstancias, ya que pese a lo urbanizado del entorno, las esquivas aves se vieron atraídas por un trozo de carne dejado al sol para descongelarse previo a un asado.

El hábitat de los mamíferos y aves de la precordillera y cordillera altoandina de la Región Metropolitana se encuentra fuertemente asociado a condiciones climáticas extremas (cambios bruscos de temperatura), una geomorfología variada (terrenos escarpados) y vegetación distribuida principalmente entre los 900 y los 1.800 msnm. Estos animales han tenido que desarrollar una mayor capacidad de adaptación para obtener su alimento y reproducirse, con estrategias de subsistencia tan sutiles que, en muchas ocasiones, les permiten vivir solo en estas precisas condiciones. Las criaturas se especializan, desarrollan mecanismos de adaptación frente al frío, la escasez de suelo fértil o la falta de alimento, tal como quedó en evidencia con el puma y los cóndores.

Especies que en el pasado se distribuían en tierras bajas, se han refugiado en las alturas debido a una pérdida de sus territorios por la ocupación humana, y otras cuyos hábitats se extendían en las altas vegas, valles y quebradas han tenido que bajar en búsqueda de alimento. Esta frágil franja se encuentra afectada por una fuerte intervención del hombre más allá de la urbanización, ya sea por la caza ilegal, la introducción de ganado doméstico, la minería y ahora el estrés producido por el cambio climático, tanto en variables meteorológicas, precipitaciones y temperatura, como también la magnitud de los caudales, área glaciar y desarrollo de incendios. Un estudio reciente del Centro UC de Cambio Global para la Estrategia de Resiliencia de Santiago da cuenta de señales de cambio climático tendientes a la disminución progresiva de precipitaciones y aumentos de la temperatura en la Región Metropolitana.

Estos encuentros revelan cómo el desarrollo ha presionado los hábitats de nuestras especies endógenas. Pero para ser justos, este problema va más allá de si la urbanización debe detenerse en la cota mil o no, y debe entenderse de manera sistémica. El desmembramiento del mosaico ecológico rompe las relaciones entre muchas especies, eliminando el hábitat necesario para las especies de mayor dominancia. Este desmembramiento es más dramático en áreas donde la propiedad de la tierra es privada, por lo que urge avanzar en iniciativas que promuevan la protección y conservación rentable de estos ecosistemas como la nueva ley de Derecho Real de Conservación, prevenir el calentamiento global y contar con una planificación urbana que considere los principios de la ecología del paisaje en su origen.

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