Opinión

Decálogo trumpista

En los primeros 100 días de su segunda administración, Donald Trump ha profundizado su estilo neopopulista autoritario que inauguró en su primera presidencia en materia de comunicación política

Decálogo trumpista AP.

En los primeros 100 días de su segunda administración, Donald Trump ha profundizado su estilo neopopulista autoritario que inauguró en su primera presidencia en materia de comunicación política (como en economía y geopolítica, en esta área también se supera a sí mismo).Se presenta aquí su recetario, que tanto inspira a seguidores locales y globales.

1.- Maniqueísmo. Los líderes populistas personifican el bien y quienes difieren de ellos, el mal; solo así se proyecta un mundo sin matices. Ven como adversarias a las instituciones de la democracia y no distinguen los límites entre los poderes del Estado. Los problemas se deben a una sola causa: son posibles de resolver muy fácilmente con soluciones de shock.

2.- ¡Atención! En un escenario comunicacional sobresaturado, para captar la atención de la audiencia se requieren estrategias rápidas: exacerbar la provocación, el conflicto, responder con ira, incluso humillando al aliado (se puede revisar el caso “conferencia de prensa conjunta: Trump-Vance vs Zelenski”).

3.- Polarization begs polarization. Se debe evitar un espacio comunicacional diverso y proclive al diálogo. En vez de escuchar argumentos, se apuesta a la exclusión de grupos y la estigmatización. Con un discurso estridente y que desacredite permanentemente al contendor, se crea así un círculo que perpetua la polarización.

4.- Marear al contrincante. Emitir mensajes contradictorios, día tras día. Que las informaciones no sean trazables ni tengan sustento técnico. Antes que inhibirse a decir algo que puede acabar siendo desmentido a las pocas horas o confundir a la ciudadanía, mejor atreverse. Ese es el coraje trumpista.

5.- Desinformación. Aquella estrategia que Trump inauguró con tanta maestría en su primera administración se renueva con fuerza en esta, buscando crear narrativas paralelas a través de estrategias planificadas de desinformación.

6.- Doble vínculo con los medios de comunicación. El populista autoritario puede utilizar los medios para llegar a miles, pero no acepta que la prensa lo afronte, porque mira con desconfianza -o definitivamente como enemigas- a las instituciones democráticas que lo fiscalizan y limitan su influencia personal.

7.- El “yo” siempre es más importante. Evitar usar la idea de un “nosotros” -porque puede ser un referente discursivo muy inclusivo-, salvo cuando se refiere a los integrantes de MAGA o a los demás seguidores. El resto son enemigos.

8.- Nunca pedir perdón, porque da indicios de receptividad y humildad, lo que atenta con la idea de una autoridad presidencial robusta, unipersonal y sin contrapesos.

9.- Autenticidad. La ciudadanía demanda líderes reales, que se muestren tal como son, sin control de sus ansiedades ni impulsos. Ideal mostrarse campechano, brusco, ignorante, evitando las debidas formas aprendidas en la escolarización. Todo esto tiene un valor: mostrar el hombre (macho) que se es.

10.- La mejor respuesta a las crisis comunicacionales: crear otras nuevas. De preferencia, multiplicarlas. Mientras más incertidumbre, mejor.

Por Magdalena Browne, decana de Comunicaciones y Periodismo UAI

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