Decidiendo el futuro de Chile



Por Sylvia Eyzaguirre, investigadora CEP

Hoy domingo son las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales. Chile se juega su futuro y la verdad es que como nunca antes desde el retorno a la democracia los polos extremos aparecen como los más probables de pasar a segunda vuelta. Estoy convencida que ambos extremos no le hacen bien a Chile. ¿Por qué? Porque polarizan al país, porque son excluyentes, porque si llegan al poder, Chile terminará aún más dividido y la condición de posibilidad de la democracia es precisamente la voluntad de una comunidad de compartir un proyecto común, compartir un futuro. A continuación, algunos puntos clave a tener en cuenta a la hora de votar.

- Chile necesita de forma urgente recuperar la amistad cívica entre quienes piensan distinto. Para ello, es indispensable propiciar un clima de diálogo entre las distintas fuerzas políticas. Se necesita alguien que vaya más allá de los dos bloques tradicionales de izquierda y derecha, alguien dispuesto a cruzar la frontera, abriendo el espacio político a culturas políticas ajenas a su sector, acogiendo a los del centro e incluso centroizquierda que hoy se sienten huérfanos, sin proyecto político que los represente.

- Un programa económico serio y responsable. Boric comete el error de querer solucionar todo en cuatro años, de ahí el costo desorbitado de su programa, que será imposible financiar con las reformas tributarias que propone. Pero incluso más allá, las reformas laborales contempladas en su programa son la fórmula perfecta para estancar el mercado laboral y el crecimiento, perjudicando no solo la productividad de las empresas, sino también y principalmente a los trabajadores. El programa de Kast tampoco logra financiarse. Su rebaja drástica de impuestos, junto con un supuesto crecimiento económico exacerbado, que no tiene correlato con la realidad, dejará sin caja al Estado para atender las urgentes demandas sociales. La situación económica que vive el país exige un programa económico realista y más austero; ello obliga a priorizar las políticas sociales a financiar.

- Gobernabilidad. Nuestro país se ha vuelto ingobernable, con un Parlamento fragmentado y partidos políticos débiles. En este escenario, los llaneros solitarios no podrán entregar gobernabilidad. Es fundamental que el nuevo Presidente cuente con el respaldo de los partidos políticos y ojalá vaya más allá de su propia coalición. La política, nos guste o no, se construye con los partidos políticos; ellos juegan un papel clave a la hora de articular las demandas ciudadanas y son también fundamentales a la hora de gobernar. ¿Con quién gobernará Kast? ¿Tiene equipo para gobernar Chile, si su partido no es capaz de levantar candidaturas en todo el país? El líder de un partido boutique que no participa de alianzas con otros no tiene la capacidad material ni política que se exige.

- Evitar una segunda vuelta extremadamente polarizada y derrotar electoralmente al Partido Comunista, que hasta el día de hoy defiende las dictaduras. ¿Por qué? Porque su programa de gobierno nos llevará a ser un país menos libre, menos justo, más pobre y generará más división. En la soledad de la urna es importante considerar qué candidato es más competitivo para ganar la segunda vuelta.

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