Decir no

En 2020 la fiscalía comenzó a indagar presuntos sobornos por parte de la empresa Itelecom a distintas municipalidades del país.

Por Susana Sierra. CEO de BH Compliance

La corrupción muchas veces ocurre frente a nuestras narices, pero no nos damos cuenta, porque no la vemos o no estamos pendientes de que algo irregular está ocurriendo. Además, es difícil medirla, pues son diversas las conductas que pueden catalogarse como corruptas. Por esto, no es fácil conocer toda la corrupción que ocurre a nuestro alrededor.

Sin embargo, hay quienes la han visto de cerca y han preferido callar. Algunos han optado por hacer la vista gorda para no meterse en problemas, pues sienten que no existen las garantías para denunciar de manera segura, y otros ven cierta normalidad en algunas faltas a la probidad, ya que se ha masificado la idea de que para sobrevivir todo vale, aún más en período de pandemia donde se ha exacerbado el individualismo. Esto hace difícil enfrentar el problema, ya que mientras existan personas dispuestas a avalar la corrupción, el combate contra esta se hace más difícil.

Por el contrario, cuando alguien se atreve a decir no, podemos dar un giro y desenmascarar un hecho de corrupción. Así lo hicieron en 2012, el dueño del restaurante El Otro Sitio y un empresario de Patronato, quienes denunciaron al entonces Director de Obras de la Municipalidad de Recoleta, quien les pedía un soborno para regularizar las construcciones de sus locales. Estas denuncias desencadenaron una investigación que derivó más tarde en el conocido caso Ceresita, en el que la empresa pagó sobornos por más de $20 millones al Director de Obras.

Entre los casos más recientes, podemos mencionar cómo las sospechas de irregularidades, hicieron que la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, desistiera de la licitación de luminarias led, ya que sintió presiones desde la Seremi de Energía hacia la empresa Itelecom. Más tarde, se conoció la magnitud de este escándalo de corrupción en el que se están investigando a 25 municipios del país.

Estos ejemplos, nos muestran que muchas veces la corrupción se frena (o se descubre) cuando alguien dijo no. En esa línea, es necesario que existan las herramientas necesarias para facilitar la denuncia y que no signifique un acto heroico para quien se atreva a hablar. Una de esas herramientas viene de la mano del proyecto que protege al denunciante anónimo, que avanza en el Senado y que tiene plazo hasta el 29 de julio para recibir indicaciones. Si bien es un gran avance, aún necesita ser fortalecido. Asimismo, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) emitió una Norma de Carácter General que regula la nueva figura del denunciante anónimo en las empresas fiscalizadas por la CMF.

A nivel privado, la empresa también tiene un rol esencial en fomentar la denuncia y la prevención. El informe “Good intentions, Bad outcomes?” del Foro Económico Mundial, destaca la importancia de implementar una cultura de integridad que incorpore dilemas éticos a los empleados, con el fin de capacitarlos en relación a la ley –en este caso la de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas- y en el programa de compliance propio de la organización. De esta manera, los trabajadores se enfrentan a posibles situaciones y analizan las diversas formas de actuar ante ellas, además de darles la seguridad de hablar sin miedo en caso de conocer malas prácticas.

Y si bien existen herramientas legales fundamentales, también es importante que exista una “condena social” al corrupto, y que no se justifique su actuar por ser quien es. Situaciones como esa las hemos visto en diversas ocasiones, por ejemplo, cuando se descubre que un político es corrupto y sale todo su partido a defenderlo, sin esperar a que termine la investigación o que la justicia se haya pronunciado. Otro ejemplo reciente, es el caso de la inoculación con una tercera dosis de la vacuna contra el Covid por parte del presidente del directorio de la Clínica Las Condes, y donde aún no hemos visto el rechazo de esta práctica desde sus pares, pero sí la justificación de por qué lo hizo. Igualmente, cabe mencionar que dos de los siete directores solicitaron una sesión extraordinaria para tratar el tema, y que la presidenta de los médicos de la clínica presentó su renuncia diciendo sentirse avergonzada por la situación. Asimismo, 40 médicos del establecimiento manifestaron su consternación. Vale recordar, además, que el caso lo conocemos gracias a una enfermera que se atrevió a reportar el hecho, siendo despedida de la institución.

Como sabemos, la corrupción no descansa y menos en el periodo convulsionado que vive el mundo. Y mientras avanzan las leyes locales, globales y los reglamentos internos de cada organización, es importante atreverse a decir que no a la corrupción y dar un paso hacia el desarrollo.

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